Capítulo 12: ¿Estás conmigo?

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Jeremy tenía los ojos secos por haberlos abierto tanto y por demasiado tiempo. Parpadeó intentando calmarse, no debía mostrar debilidad ni tampoco rudeza pues la veía tristona e insegura. Solo quería escucharlo todo, aunque no era una ciencia desconocida el hacer un hijo le costaba aceptar lo que estaba ocurriendo. Toda su vida había imaginado que el primero de la familia en ser padre, sería su hermano. Había mostrado desde pequeño el interés por tener un hijo y cuidarlo muy bien. Pero él no, jamás había considerado la sola idea que en el futuro tuviera una familia propia, nunca le había gustado las ataduras de ningún tipo. No presentaba mujeres a su familia, pues en su vida había tenido más fracasos que logros. Sin embargo, no pudo evitar sonreír, dentro de su confusión, al imaginarse un mini Jeremy por todo su departamento. El instinto paterno no le había llamado jamás la atención, pero procesaba que la mujer que tenía delante suyo llevaba en su vientre a su hijo. Su primer hijo. Miró a la muchacha que se hallaba sentada en el diván con palidez, se había mareado con toda la situación y él la había guiado hasta el sofá. Estaba embarazada, Jo estaba embarazada y evidentemente era su responsabilidad.

Jeremy carraspeó su garganta llamando la atención de la castaña.

— Oye, te traeré un poco de agua. No te ves muy bien, Jo. —se dio media vuelta para ir rápidamente a la cocina. Josephine estaba con las mil y una emociones a flor de piel, tenía ganas de llorar. Aún no podía comprender cuál había sido su error, qué había hecho mal. Es decir, ella era sumamente responsable, rigurosa y también cuidadosa. ¿Cómo se había podido distraer tanto? ¿Cuál era el propósito de todo? El rubio llegó hasta ella tendiéndole un vaso de cristal—. Tómalo con calma, tienes que estar tranquila. 

— No es necesario que te preocupes por mí, Jeremy.

— ¿Estás bromeando? ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? Estás esperando un hijo mío, ¿Cómo esperas que finja que no me importa y no formar parte de esto?

— Yo no te he pedido nada. No hace falta que hagas nada por mí ni por nadie. —refutó arisca, y Jeremy frunció el ceño por su comportamiento.

— A ver, está bien no discutamos ahora... —pasó sus enormes palmas por su rostro, mientras que Jo simplemente miraba a un punto fijo fuera de la realidad—. ¿Qué haremos? Es decir, ¿tienes un plan?

— Tú no entras en él. —contestó chulesca, y él se levantó molesto.

— No tienes que ponerte en ese modo Josephine, sé que no era lo que queríamos. Yo jamás esperé recibir esta noticia en mi vida, que lo sepas... —tomó aire negando con la cabeza. La vio moverse en su lugar algo intimidada. Pero eso sí, no bajaba la guardia con él—. Pero estoy aquí, me tienes aquí. ¿Puedes decirme qué pasó? ¿Cuánto tiempo tienes? Quiero decir, tú estabas tomando la píldora y todo eso.

— Fue la primera vez que lo hicimos. Durante el día estuve con dolores de cabeza, así que me tomé un calmante muy fuerte. Lo que pasó fue tenía que tomarme la píldora enseguida y lo hice. Pero al tomarla casi por encima del calmante, el efecto que debía surtir no pasó. Eso me dijo el doctor que me hizo la prueba de sangre. Tengo alrededor de siete semanas, eso arrojó la prueba.

— No puede ser... —susurró, haciendo los cálculos en su mente, aunque no hacía falta hacerlos. Sabía bien como era esta mujer, no era una cualquiera—. Está bien, está bien tranquila. Escucha, haremos que funcione, ¿de acuerdo?

Ella se puso de pie y lo miró confundida, y hasta con una sonrisa burlona. Este hombre estaba ebrio.

— No, no haremos que funcione nada. Ni siquiera nos conocemos tan bien Jeremy, imagina que terminé embarazada en la primera vez que follamos, es demasiado. Yo ya he tomado una decisión. Sólo creí conveniente venir a decírtelo porque no planeo volver a verte en la vida, y prefiero no cargar con el peso de la responsabilidad sola.

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