Semanas Después
Todo marchaba estupendo entre Ethan y Heather, las cosas fluían de la mejor manera pues ellos lo hacían todo más simple. El compartir espacio de trabajo y también la misma cama los unificaba al cien, congeniaban de maravilla y eran hasta ahora el qué hablar de todo Chicago. Lo que desearon evitar desde el comienzo sucedió, los medios los tenían en el ojo del huracán. Muchos portales hablaban excelente de ambos, pero otros ni siquiera disimulaban en destrozarlos, en especial al castaño. Para Ethan los primeros días fueron de terror, no lo dejaban tranquilo ni siquiera cuando bajaba al estacionamiento por su coche. Habían tenido la descares de mencionar a Eva, divulgando de lo rápido que la había superado. De que había escalado por el apellido Ripoll y todos sus beneficios. Pero ahí estaba Heather para apoyarlo y animarlo, tenía las palabras precisas y era una mujer reconfortante, era la mejor novia. Por supuesto que su familia y la tía de la muchacha los defendían de todo. Pero aún había algunos roces entre Christopher y el castaño, sumándole el hecho de que aún no se hablaba con Jeremy. Fuera de todo lo demás, estaban en su mejor momento viviendo su vida e ignorando lo de afuera que nada les aportaba. Ethan estaba tomando un té en su oficina, había mandado a investigar el tan conocido robo de su empresa, debía ponerle punto final al asunto, lo tenía exhausto.
La puerta de su despacho sonó y tras esos leves golpes, una hermosa cabellera roja se asomó por detrás.
— Buenos días, guapo. ¿Puedo entrar? —saludó efusiva, y miró de pies a cabeza a su novio. Como siempre, lucía sumamente guapo con la camisa remangada hasta su antebrazo.
— Hola amor, siempre puedes entrar. —caminó hacia ella y le plantó un largo beso—. ¿Cómo estás hoy, aparte de preciosa?
— Estoy bien, cariño. Anoche estuve hasta tarde haciendo lo que me pidió el detective que contrataste. ¿Realmente era necesario contar al pie de la letra como obtuvimos ese dinero? No le veo relación.
— Es importante cooperar en todo lo que nos pida, preciosa. Es como si le robaran el fideicomiso que le corresponde a un niño indefenso, alguien debe pelear para que ese bien le sea devuelto con una tutela responsable hasta que pueda valerse por sí mismo y hacer uso correcto de él. Lo mismo es con tu empresa. —la acarició suavemente, y ella puso su mano sobre la suya para sentir más ese toque—. Aún no está del todo recuperada de aquella estafa amor, y estoy haciendo lo que creo correcto, una porque no es mía, pero estoy bajo el cuidado de ella, y otra es porque me encantas y quiero verte feliz...
Ella sonrió encantada, Ethan era un amor.
— Lo entiendo y está bien, no estoy muy de acuerdo con tanta exigencia, pero si es que los resultados nos dejarán mejor parados de lo que estamos ahora y quepa la posibilidad de que el dinero regrese, que investigue lo que quiera.
El castaño la miró fijamente a los ojos, tenía una novia demasiado atractiva, en exceso.
— ¿Cómo le haces para traerme tan embobado, Heather? Dime.
— Mm, no hago mucho. Solo me bastan unos cuántos besos..., —dio pasos en reversa hasta quedar contra la pared, sin perder la mirada de Ethan—...unos mimos por aquí y por allá, y...
— ¿Y qué más? —sus pupilas se habían dilatado, y es que esa falda tan ceñida lo había puesto como una moto.
— Y... Unos tortuosos pero efectivos movimientos que...
Como de costumbre, Heather tenía la boca de Ethan ocupada en la suya. Siempre que lo provocaba con su forma de ser tan candente, era esa la respuesta que obtenía de su parte, esos besos tan salvajes y frenéticos que le daba con gruñidos de desespero por tenerla la ponían a delirar. Amaba a Ethan no podía negarlo, pero no quería admitirlo, no estaba lista. Todavía quedaban pormenores por saber del otro, tal vez con ese asunto debía ir más lento.
Christopher estaba en su sede discutiendo con su hermana. Ella no lo entendía, jamás lo había logrado. Solo quería que su hija estuviera bien, verla sufrir era lo último que quería en esta vida, merecía conocer el mundo en su mejor faceta, y creía que Ethan no era el indicado para ofrecerle tal cosa. Tenía un fuerte dolor de cabeza por todo el embrollo de su hija con el hombre, agregando que Vilma no lo dejaba en paz, lo llamaba y perseguía a donde quiera que fuera. Estaba harto de todos y lo peor, es que no sentía tener el poder para manejarlos a su antojo.
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Lo Imperdonable
RomanceHeather Ripoll se ve en medio de una encrucijada cuando la empresa de su padre se encuentra prácticamente en la ruina, gracias a una estafa. El ser una mujer decidida, respetada, inteligente y lo suficientemente responsable para cargar con cualquier...