Estaba todavía en la cama cuando el teléfono sonó. Confundida, y pensando que era la alarma, dio un manotazo a la mesita de noche. Un vano intento por acallar la melodía que ya resonaba por toda la habitación.
Eran las seis y media de la mañana, y al otro lado de la línea telefónica la aguardaba la noticia que cambiaría el rumbo de sus días.
Descolgó con mala cara e intentó disimular la voz de dormida. ¿Por qué la estaría llamando su madre a tan tempranas horas?—¿Si? —murmuró con un bostezo.
Desde Geollen su madre tiritaba con el auricular pegado a la oreja. A Sarah Gómez siempre se le había dado mal dar malas noticias. Con más razón si estas impactaban directamente en la vida de su hija.
Inspiró aire, todo el que pudo. Cerró los ojos y sacó fuerzas de donde no las tenía para pronunciar las siguientes palabras: "Vi, ven a casa cuando puedas. Tu hermana está en el hospital".I allí, en medio de todo el caos que se estaba formando en su cabeza, ya no hubo lugar para preocupaciones pasajeras. Ya daban igual las asignaturas que la habían estado puteando durante tres meses. Daba igual el chico con el que la había pillado Mateo el día posterior a la fiesta. No importaba que su compañero de piso la acosara. Y sobre todo, le importaba un comino tener que volver a Geollen tras dos años sin haber pisado sus calles.
Hizo las maletas con suma rapidez, sin detenerse a pensar si contaba con todo aquello que iba a necesitar. No pensó tampoco en las clases que iba a perderse, ni cuándo volvería a ver a sus amigos. Lo único que importaba era que su hermana, aquella persona que siempre había estado allí para ella, acababa de sufrir un accidente de coche, y nadie sabía cuándo iba a despertar.
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La historia que nunca ocurrió
RomansVivian y Luke nunca se han besado. Pero cuando se miran o están en una misma habitación el aire se carga de una energía casi mágica. Comparten un pasado del que Vivian no es capaz de escapar, mientras que Luke va de relación en relación. Desde hace...