22. Diario de Vivian

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25 de octubre del 2015

Querido diario.

Hoy ha pasado algo raro, e incluso escribirlo aquí, en tus páginas, me resulta confuso. 

Como es sábado, he aprovechado para ir a la feria con Hezzel y Adara. Los chicos no han querido venir porque decían que preferían quedarse jugando a la play, pero bueno, ya sabes, típico de los hombres, o eso suele decir Ángela. La cosa es que íbamos a subirnos a una atracción y de repente Hezzel me ha susurrado al oído que allí estaba Luke, como si aquello fuera un secreto o algo parecido. 

No sé por qué, ¿vale? Te aseguro que no lo comprendo. Pero me he puesto nerviosa. Y no, no estresada, sino nerviosa de verdad, de ese tipo de nerviosismo en que te empiezan a sudar las manos y se te remueve el estómago. Y de la nada he sonreído. He S. O. N. R. E. Í. D. O. ¿Te lo puedes creer, diario? ¿Será que me he vuelto loca? 

Cuando se ha acercado a nosotras yo no podía dejar de mirarlo. Él también me sonreía, pero bueno, es que eso en Luke es algo normal. En cambio, yo a él evito sonreírle, siempre, porque no se lo merece. Así que ahora me odio por haberme puesto de ese modo, porque es un engreído y de seguro no he hecho más que ayudarlo a subir su ego. Nos ha saludado, o mejor dicho, ME ha saludado. Y eso me ha gustado, aunque no entiendo por qué. 

Y luego cuando ha vuelto con sus amigos Adara me ha preguntado si yo le gustaba a Luke, a lo que he respondido que obviamente no. 

¡Y por supuesto que no! A Luke no le gusto, al menos no de verdad, porque a él le gustan todas las que se crucen en su camino. Por ejemplo, ha estado toda la semana insistiéndome con lo de la feria y diciéndome las típicas tonterías de siempre y mirándome en todas las clases y en los pasillos. Pero eso no implica que yo le guste, porque como te he dicho, es un mujeriego de mucho cuidado. 

Pero es que después, cuando he llegado a casa, me he parado a pensar en todas las cosas que hace y dice. Y he pensado también en mi sonrisa. Y me he estado diciendo una y otra vez que, aunque resulte tentador caer bajo su hechizo (ese que usa para conquistar a todas las chicas), no puedo olvidar que nada de lo que me pueda decir es verdad. Porque realmente, cualquier cosa que me diga, estoy 100% segura de que se lo dice también a al menos otras cinco chicas de la escuela.  

¡Ay, diario! Tengo la cabeza hecha un lío y ni siquiera sé por qué. 

Rezaré por no caer en sus juegos malévolos. 

Se despide, Vivian.

La historia que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora