Solo un poco

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Tal vez ambos chicos estaban nerviosos y temerosos de todo lo que se estaba aproximando, pero de la misma forma ambos eran hombres; Sam y Nilak tenían las mismas necesidades que a lo largo de los meses llenos de presión y ansiedad solo se fueron agrandando. Ambos habían tomado unos cuantos tragos con la excusa de que eso estaba en la lista que Nilak había pedido hace un día, y para ser sinceros al entrar en su cuarto habitual y comenzar a besarse algo se sintió diferente. Como si de la noche a la mañana los dos se necesitasen.

Sam sin mucha escapatoria sujetó el cuello del pelinegro en cuando él lo recargó en la pared de una forma un tanto brusca. Si esto le recordaba a algo tal vez sería al momento en que ambos discutieron dentro del baño de hombres y éste lo acorraló de la misma manera en la que lo hacía ahora. Su estómago se revolvió en cuanto sintió una mano colarse dentro de su playera y algo nervioso se separó de él. Los dos respiraban de forma exaltada, mas dentro sabía que Nilak no haría nada de lo que no estuviera de acuerdo.

-¿Qué pasa?- susurró de forma ronca acurrucándose en su cuello y comenzando a besar el mismo. Todo su cuerpo se removió debido a la extraña sensación que eso le generaba, pero de la misma forma había algo que llevaba molestándole desde hace ya bastante tiempo.

-Yo...- no supo cómo decirlo sin llegar a generar malentendidos. Dentro de la mente de Sam solo cabían miles de pensamientos acerca de que Nilak había pasado toda su vida junto a chicas, y que tal vez el mero hecho de llegar un poco más lejos lo haría cambiar de opinión en cuanto a sus sentimientos.- yo soy un chico.- el contrario lo miró algo confundido.

-¿No lo sabías?

-Es solo que..- sus mejillas se tornaron aún más rojas si es que era posible.- tú solo has estado con chicas y no sé si te vaya a agradar.- lo último lo dijo con un susurro.- mi cuerpo.

A los pocos segundos el pelinegro entendió a qué se refería su pareja al decir eso, y en un acto delicado retiró su playera. Sam le miró sorprendido, pero no dijo absolutamente nada; su tersa piel resaltaba de forma brillante y para Nilak no hubo otra manera de describirlo aparte de la palabra hermoso. No le importaban en lo absoluto sus heridas o el hecho de no tener busto, era hermoso por el simple hecho de ser Sam.

-Sam.- llamó su atención.- jamás me había preocupado por el cuerpo de alguien, y a ti te amo lo suficiente como para llegar a importarme el hecho de que seas un hombre. No vamos a llegar hasta el final hoy porque quiero ir lento, pero aún así te prometo que no haré nada que no te guste.- el corazón del más chico se enterneció ante sus palabras. Pareció que todas las preocupaciones que antes tenía desaparecieron al momento de ser cargado hasta la cama y ser despojado ahí delicadamente. Claro que estaba nervioso, era la primera vez que estaba tan expuesto ante una persona; pero si tenía que ser ante alguien, le agradaba que fuera Nilak.

En cuanto a Nilak, se sentía de la misma forma por intentar no decepcionar a la única persona con la que realmente le interesaba estar. Con un sumo cuidado retiró los pantalones del contrario al igual que su propia playera, y las mejillas rojas de Sam le hicieron sonreír; sus actitudes concordaban exactamente con las de alguien primerizo y eso solo le generó el sentimiento de querer tratarlo como algo sagrado.

En el momento que ambos volvieron a besarse de una forma en la que tal vez jamás lo habían hecho, a los dos se les hizo difícil resistirse a lo que seguía después de todo ello; y es que aunque el mayor de ellos ya hubiera experimentado el juego previo muchas veces antes, jamás lo había hecho con un hombre y por ello tanteó en repetidas ocasiones antes de acariciar suavemente el pecho de Sam. El cual sin quererlo dejó salir un pequeño sonido en medio del beso.

-¿Te agrada?- susurró Nilak sin retirar la mano de ahí al momento en que besaba el cuello del contrario, brindándole extraños espasmos a su pareja.

-No lo sé.- respondió entrecortadamente. Y era verdad, ya que él jamás creyó que su pecho sería una zona erógena, ni mucho menos notó cómo una fría mano se coló dentro de su ropa interior y comenzaba a acariciar delicadamente su miembro.

El pelinegro estaba atento a todas las reacciones que pudieran advertirle que Sam no lo estaba disfrutando, mientras trataba de asemejar lo más posible lo que a él le agradaba al momento de tocarse. Cuando el más chico sujetó sus hombros temblando fuertemente y echó su cabeza hacia atrás todo rastro de sentido común desapareció por completo de su cabeza. Jamás creyó que el ver a un hombre de esa manera podría excitarlo, pero es que los repentinos espasmos contrarios y su intento por retener los gemidos que salían de sus labios voló todos sus sentidos.

-¿Puedo hacer algo?- preguntó sorpresivamente, llamando la atención del rubio quien estaba demasiado avergonzado como para decirle que no.

-Claro.- susurró a la vez que observaba cómo su pareja se quitaba rápidamente los pantalones y retiraba por completo su ropa interior. Todo esto lo estaba volviendo loco, porque a estas alturas no sentía nada de pudor.

Nilak tomó ambas piernas de Sam y las cruzó por sobre su hombro. De forma un tanto torpe, el rubio casi pregunta qué era lo que estaba a punto de hacer, hasta que el sentir la extremidad del contrario entrar entre sus piernas y rozar contra la suya calló por completo sus palabras.
Jamás se imaginó que el sentir el miembro de otra persona tocar el suyo de esa forma le generaría tanto placer, pero simplemente era algo nuevo, algo único que estaba entrando a su vida y que tal vez le hubiera gustado probarlo desde antes; porque era cierto que la compatibilidad sexual era muy importante en las parejas románticas, y Sam en esos momentos estaba experimentando su primera sensación de placer tan vívida.

-¿Está todo bien?- volvió a preguntar Nilak deteniendo sus movimientos para así asegurarse de que todo estuviera en orden.- ¿se siente bien?

Sam le miró serio, y sus respiraciones entre cortadas eran lo único que lograban escucharse en la habitación. Tal vez sentía vergüenza de todo esto gracias a que parecía que ambos realmente lo estaban haciendo; pero en esos momentos estaba sintiéndose demasiado bien como para pensarlo correctamente.

-Si, todo bien.- intentó hablar claramente.- pero no te detengas por favor.

Esas palabras le dieron luz verde al mayor para así comenzar a moverse de una forma más consistente. Solo podía concentrarse en lo bien que se sentía hacer sentir bien a Sam, que ni siquiera le importó lo cansada que era esta posición. Ambos gemían delicadamente por el temor de despertar a Claudia, hasta que llegó el punto en que pequeñas gotas de sudor resbalaban por sus frentes.
Para Sam era algo nuevo, todo su cuerpo estaba nublado por el placer y jamás creyó que en su vida llegaría a rogarle a alguien por que no se detenga.

Como pudo, se aferró a los hombros contrarios cuando sintió que estaba cerca e inevitablemente le pidió a Nilak con la mirada que fuera un poco más rápido, solo un poco más. Ambos parecían sincronizarse con las necesidades contrarias, ya que Sam apretó un poco más sus muslos y el pelinegro aumentó la velocidad de sus movimientos, generando una descarga eléctrica que viajó de la espalda hasta la parte baja de su pareja.

-Nilak.- le llamó en pequeños gemidos.- me voy...- apenas pudo continuar.- me voy a venir.

Ni siquiera le dio oportunidad de responderle cuando sintió esa ya conocida sensación de estar a punto de llegar al clímax. Notó como Sam sujetó su almohada y la mordió con el objeto de no soltar ningún ruido, y su mirada llena de placer fue suficiente para lograr que ambos se corrieran al mismo tiempo.
Todo había explotado entre ambos, y aunque tardaron unos cuantos segundos en reponerse, eso no les impidió volver a besarse delicadamente.

-Te amo.- susurró Nilak dejando suaves besos en todo el rostro del contrario, quien solo se aferró a su espalda con el corazón a todo lo que daba.

-Yo igual.

NilakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora