Nilak | Futuro

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Todo mi día se resumía en ser el mandadero de mi padre. Me llevaba a todos lados como si de un perro se tratase y me obligaba a aprenderme los nombres de todos los socios con los que conversaba.

Cuando la alarma sonó sentí que el alma se me cayó al suelo. Comenzaba un nuevo día en esta tortura llamada trabajo.
Bufé y me levanté como pude. Lo primero que hacía era revisar el chat de Sam, donde se encontraba todo lo que había hecho el día pasado junto a unas fotos de él viendo películas a un lado de Rosa y Ares. Sonreí al verlo tan feliz y contesté a cada uno de sus mensajes.
Le extrañaba demasiado, curiosamente extrañaba todo de esa ciudad. Hasta al tonto de Juan le guardaba un cariño extraño.

Supongo que cuando te pones nostálgico echas de menos todo lo familiar.

Me coloqué un traje simple negro y salí como pude de mi habitación. Siempre iba con prisas, mi agenda ya estaba llena de reuniones aburridas y asuntos pendientes por resolver.
No estaba seguro de si mi padre quería un heredero o un secretario, pero no le di importancia alguna en cuanto me subí a la camioneta que me esperaba en el portón de mi casa.

-Llegas tarde.- musitó mi padre, con esa misma expresión seria sobre su rostro. Le miré mal.

-Estoy justo a tiempo, son las siete.

Me ignoró al momento de pasarme una libreta llena de documentos, dando a entender que quería que les echara un ojo de camino al trabajo.
Cansado, no dije nada y volví a lo mío. Mi celular vibró y me sorprendió demasiado cuando noté el nombre de Sam en la pantalla; estuve a punto de responderle, pero mi padre me interrumpió bruscamente con un carraspeo.

-Cuando termines todo lo que tienes que hacer hoy podrás hacerte el tonto. Ahora deja eso ya.

Frustrado guardé mi celular de vuelta en el bolsillo y abrí la carpeta de documentos. Sentía que algo iba mal con Sam, y me frustraba no poder hacer nada al respecto. Varias veces intenté comprar el primer vuelo que se atravesara para poder verlo, pero me lo impedía al pensar que eso arruinaría aún más todo.
Heredar esta empresa resolvería mi vida, y seguramente al poder hacerlo y crecer como persona, podría darle a Sam todo lo que merece.
Sería difícil, si. Pero mi yo del futuro agradecerá todo este esfuerzo que estaba haciendo por él.

Era la mejor decisión, de eso estaba seguro.

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