Mi vida había comenzado a cambiar frenéticamente.
Desde que Nilak no se encontraba conmigo tuve que arreglármelas como pude, y es que nunca supe que el estar todo el tiempo a su lado me hizo como un bebé tratando de dar sus primeros pasos. Ares me unió a su grupo de amigos casi a rastras, al mismo tiempo que Juan comenzó a hablarme de una extraña forma; al inicio creí que le hacía un favor a Nilak con tenerme vigilado, luego solo me di cuenta de que realmente no era una mala persona.
Mis trámites para la universidad fueron algo que se me pasaron volando, y para cuando me di cuenta ya estaba estudiando una carrera universitaria. Yo, Sam Palacios, que creí jamás llegar a vivir más de un mes, ahora estaba estudiando algo que sinceramente no me desagradaba.
Fue como si mi carrera de psicología se hubiera acomodado dentro de mi vida y llegara para salvarme. Igualmente me resultaba curioso saber que alguien que estuvo en el hoyo tanto como yo, ahora estudiara para sacar a la gente de ahí.Pero me encantaba.
Mis visitas al psiquiatra junto con la terapia no terminaron, al mismo tiempo que Rosa inundaba mis días de alegría y malos chistes en el trabajo.
Con todo lo que sucedía dentro de mi vida, pude descubrir que era una persona medianamente extrovertida. Todo el tiempo me la pasé tan centrado en mis problemas, que poco tiempo le dejaba a mi energía social.Al final con todo lo que me ocupaba vagamente hablaba con Nilak.
Acordamos que las noches del sábado eran nuestras. Películas en videollamada, juegos y platicas sobre nuestra vida.
Podía ver a ciencia cierta que le estaba yendo demasiado bien, y sabía que él notaba lo mismo de mí. Pero no era suficiente.
Jamás tendría suficiente de verlo todos los días a hablar vagamente los sábados por la noche. Le extrañaba demasiado que era casi doloroso existir.Era tan extraño el saber que aunque todo estuviera mejorando, tenía un problema que me atormentaba todas las noches. No podía evitar pensar en qué estaba haciendo mi novio en Italia, y tampoco podía dejar de preocuparme por si llegaba a conocer a alguien mucho más atractivo, amigable y mejor que yo.
Golpeé mi cabeza internamente. Era tonto suponer que me cambiaría tan pronto, como si no lo conociera de bastante tiempo para no confiar en sus palabras.
Tenía que respirar y relajarme. No me servía de nada comenzar con las locas ideas sabiendo que no me podía enterar de absolutamente nada.-Tienes que preocuparte.- me dijo Ares en cuanto le comenté un poco de mis sentimientos.
Nos encontrábamos sentados en una mesa de mi trabajo esperando a que Rosa terminara su turno. Durante una fiesta que fui con ella, nos topamos a Ares y los tres congeniamos de una manera asombrosa.
Ahora, esperarla a que su turno acabe y después salir a hacer cualquier cosa se había convertido casi como en una rutina.-Muchas gracias, siempre confié en ti.- respondí con cara de pocos amigos.
-¿Qué?- preguntó casi indignado.- Nilak es muy atractivo. Si yo fuera tú, ya habría comprado el primer boleto a Italia directo a conseguir mi nacionalidad.
-No se trata de eso, tonto.- ahora habló Rosa, quien no nos dimos cuenta de cuándo ya se encontraba a un lado de la mesa. Retiró el sucio delantal con maestría y se sentó a un lado de Ares con semblante cansado.- ambos tienen cosas que hacer por separado, Sam no puede dejar su carrera, ni a sus amigos, ni a Claudia. No puedes dejar todo por una persona.- lo pensé unos segundos y en parte tenía mucha razón.
-No sabes nada del amor Rosa.- le contradijo.
-Tú tampoco, ¿me recuerdas cuántos novios has tenido?
Frustrado, sujeté mi cabeza e ignoré por unos momentos su absurda pelea. Era verdad que casi no hablaba con Nilak gracias a la diferencia de horarios, y si llegaba a hacerlo simplemente eran mensajes atrasados. La carrera me tenía demasiado ocupado, al igual que él por estar aprendiendo del negocio de su padre.
No sabía qué hacer, esto era mucho más difícil de lo que pensaba en su momento.-Sam.- habló Rosa y la miré.- no sirve de nada que te preocupes por cosas que no han sucedido. Nilak te ama, y si ambos comienzan a dudar todo se va a ir a la mierda.
Dudé unos segundos en completo silencio. Era verdad que no podía darme el lujo por estos momentos de caer en la completa locura.
Conocía a Nilak más que a nadie, pero también sabía cómo afrontaba las cosas que sucedían entre nosotros. La vez de nuestra pelea corrió rápidamente hasta los brazos de Ana, y aunque lo negara, eso seguía siendo una inquietud muy grande para mí.
Ni siquiera habíamos llegado a nada más después de esa vez en mi habitación, ¿qué iba a pasar si la calentura le ganaba? No había forma en la que me podría enterar.Todo era muy complicado.
-Por primera vez en mucho, mucho tiempo, me duele admitir que Rosa tiene razón.- comentó el pelirrojo, sacándome nuevamente de mis miles de pensamientos.- una relación sin confianza no lo es nada. Piensa en que así como tú no piensas en traicionarlo, ni siquiera con una persona tan increíble como yo, él no lo va a hacer.- eso que dijo me sacó una sonrisa.
-Puede ser.- susurré atontado y sujeté mi anillo con los dedos. Tenía que confiar en él.- ¿nos vamos?
Después de una sonrisa en respuesta, ambos chicos se levantaron del sillón animados y nos dispusimos a ir a ver una película. Si tuviera que decir que la ansiedad desapareció por completo lo negaría. Es más, casi sentía cómo aumentaba dentro de mi pecho con cada segundo que pasaba.
Solamente quería que Nilak por fin despertase y hablara aunque sea unos momentos conmigo, seguramente eso podría calmar todo lo que sentía, aunque no de manera permanente.Odiaba la distancia.