Sam | Pelea

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-Nilak.- susurré sorprendido en cuanto lo vi. Él me miraba con una expresión extraña, entre dolor y rabia.

No entendía nada, no sabía porqué estaba aquí y porqué no me había avisado que vendría. Tampoco entendía porqué no pudo haberme explicado nada si sabía que yo estaba mal. Me hizo pasar una de las peores noches de mi vida, hizo que no pudiera presentarme a mi examen de neuropsicología, y ahora solo se presentaba aquí como si nada.

Sin quererlo me molesté demasiado. Una desesperación horrible se apoderó de todo mi cuerpo en cuanto exploté.

-Vete.- salió de mis labios de forma rasposa. Dante parecía no entender nada, pero aún así no pensé ni un poco en él.

-¿Es lo que vas a decirme?- Nilak también parecía molesto.- ¿quién es él Sam?

¿Era verdad que solo iba a preguntarme por la persona que estaba a mi lado?
Apreté los puños y le miré mal.

-Eres un egoísta, no tienes derecho a preguntarme eso.- lo que le dije tal vez sonaba un poco extremo, y su mirada cambiando a una dolida me lo confirmó. Pero ya era demasiado tarde para pensar en si lo que decía llegaba a lastimar.- solo terminas las cosas, me ignoras, y ahora quieres venir a mi casa como si nada estuviera pasando. Y lo peor de todo es que te crees con el derecho de entrometerte en mi vida.

Nilak parecía confundido. Guardó silencio antes de hablar balbuceando un poco.

-Espera...- negó con la cabeza y trató de acercarse a mí.- ¿terminar las cosas? ¿Eso es lo que pensaste que pasó?

-¿Qué más iba a creer que pasó Nilak?- alcé la voz.- no tuve noticias de ti en días, y cuando por fin lo hice, solo colgaste la maldita llamada como si no fuera importante el explicarme qué estaba pasando.

El contrario suspiró agotado y solo miró a Dante, como si le diera a entender que se largara.

-No creo que deberíamos estar teniendo esta discusión frente a otros.

-Solo me iré si Sam me lo pide.- y ahora la voz de Dante no sonaba amable como siempre lo hacía. Sino que hasta reflejó un poco de amenaza.

-Disculpa, pero yo soy su novio y tú no tienes nada que hacer aquí.

El ambiente se tensó de una forma increíble, si es que podía hacerlo más de lo que ya estaba antes. Tomé mi rostro, tratando de pensar una y otra vez en qué podía hacer.

-Creo haber escuchado que las cosas ya habían terminado entre ustedes.- Nilak no pudo más y pareció que la desesperación también lo invadió.

-¡Esto no tiene nada que ver contigo! No tienes ni idea de lo que él y yo hemos pasado.- le gritó y no pude más.

Él siempre guardaba la calma incluso en situaciones muy difíciles. ¿Porqué ahora tenía que ponerse así? Parecía una persona completamente diferente, incluso podría decirse que se le notaba a punto de llorar.

-Basta Nilak.- yo también alcé la voz. Ambos chicos callaron y traté de concentrarme por unos segundos.- Dante, voy a hablar con él. Muchas gracias por acompañarme.- el mencionado pareció dudar un poco, pero al final solo asintió y dio media vuelta en la calle.

-Nos vemos mañana Sam.- esa mirada amable volvió cuando me miró, y luego salió de ahí a pasos lentos.

Mi corazón estaba a todo lo que daba. No sabía qué hacer ni qué pensar.
Sin quererlo, la frustración acumulada a lo largo de estos días hizo que me desplomara. No entendía porqué, pero las lágrimas volvieron a salir por mis ojos sin control.

Nilak se acercó a mí delicadamente en cuanto lo vió. Parecía que le preocupaba mi estado.

-Sam, yo jamás quise terminar con nuestra relación.- susurró asustado.- no supe qué hacer ni qué pensar y tomé el primer vuelo que se me cruzó. También me quedé sin batería y no pude llamarte.- tomó su celular torpemente y me lo enseñó. Pude en cierta parte entenderlo desde ese punto de vista, pero eso no era lo que realmente me molestaba. Estos días habían sido verdaderamente insoportables y él ni siquiera se había dignado en aclarar las cosas.

-Cuando estabas ignorándome, yo sentí que directamente me lastimabas.- traté de explicarle.- no puedo creer que tú te encontrabas bien, mientras que yo estaba terriblemente mal.

Nilak tomó mi rostro y yo no pude negarme al tacto. También era verdad que me tranquilizaba el tenerlo cerca, como si su mera presencia fuera un remedio para toda mi ansiedad y dolor.

-Perdóname Sam.- susurró y limpió mis lágrimas con sus pulgares.- yo jamás podría dejarte, tú eres tú. Eres mi mundo entero, la razón por la que diario me mato en un trabajo que odio y la razón por la que quiero seguir ahí.- noté que sus manos comenzaron a temblar y no pude evitar levantar la vista. Nilak también estaba llorando.- cuando dijiste que terminamos me asusté demasiado. Porque yo ni en mis más locos sueños he llegado a siquiera pensar que nos vamos a separar.

Guardé silencio unos segundos. Era verdad que los dos éramos jóvenes y que no sabíamos tener una relación a distancia.
Nadie nos había preparado para lo difícil que sería. Por lo general si habían problemas en una relación se hablaban en persona, pero nosotros no podíamos hacerlo y se generaban miles y miles de malentendidos.

-Odio mucho la distancia.- dije finalmente y le abracé. El sentir sus fuertes brazos envolverme después de tanto tiempo me permitió respirar nuevamente, aunque ese miedo de saber que terminaría volvió a inundarme.- ¿cuándo tienes que volver?

Suspiró profundo, enterrando su rostro en mi cuello. Me sentí seguro.

-Pasado mañana.- ambos nos quedamos en silencio unos minutos. Yo escuchando sus latidos, uno tras otro, deseando que por favor este momento durara para siempre.

-¡Nilak!- una voz dulce nos interrumpió y ambos nos separamos rápidamente. Claudia se acercó hasta el pelinegro y tomó su rostro.- ¿porqué no pasaste? Tuviste que avisarme que llegarías para hacer algo de cenar.- luego guardó silencio y nos miró a ambos por unos segundos.- ¿estuvieron llorando?

Una risa común salió de nuestros labios y Nilak abrazó a Claudia como si nada estuviera pasando.

-Yo también te extrañé mucho Claudia.

Después de intercambiar unas cuantas palabras, todos entramos a la casa. Y aunque Nilak insistió que no era necesario, Claudia preparó una deliciosa lasaña para celebrar el regreso del chico.
Por un momento, mientras ella hablaba desde la cocina sobre su clase de cerámica, Nilak tomó delicadamente mi mano y centró su vista en el anillo que jamás me quité. Pareció que eso le dió demasiada alegría, y me dedicó una sonrisa perfecta.

-Te amo.- susurró y dejó un casto beso sobre mis labios.

Y es que yo también le amaba mucho, pero algo seguía molestándome. Sentía que no habíamos arreglado realmente nada, estábamos mejor, pero no aclaramos al cien por ciento las cosas.
Un tanto frustrado recargué mi rostro sobre mis manos y suspiré. Podría dejar esto para luego.

NilakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora