Desde que tengo memoria, personas que creen tener control de sus vidas intentan meterse en la de los demás. Haciéndoles pensar que pueden apoyarlos y estar ahí para cuando los necesiten.
El problema aquí es que las personas sin problemas terminan siendo las más dañadas por la vida. Eso jamás va a cambiar.Entonces la pregunta verdadera aquí es: ¿es bueno obtener ayuda de los que te la quieren ofrecer?
-Solo quiero ayudarte Sam.- miré en otra dirección que no fueran los ojos viejos de aquel señor en cuanto hizo aquella pregunta. No importaba lo mucho que me molestara con esto, yo no iba a decirle ninguna palabra de lo ocurrido.
¿Qué iba a hacer, llamar a servicios sociales? Eso simplemente empeoraría la situación, detendrían a mi padre o me llevarían a una casa de menores en donde me tratarían peor de lo que lo hacen en mi casa.-Ya le dije. Me caí de las escaleras.- le respondí fríamente. El contrario solamente suspiró cansado y apretó con sus dedos índice y pulgar el puente de su nariz; parecía que estaba colmando su paciencia, pero quién decía que la mía estaba bien, llevábamos aquí más de dos horas en las que el me intentaba sacar quién era el que me había hecho esto en mi rostro.
¿No podía dejarlo así y ya?
-Te cambié de salón.- soltó de repente, forzándome a desviar mi mirada confundido hasta sus ojos.
-¿Disculpe?- pregunté. Creía que solamente podían cambiarte de salón si un alumno se lo pedía, o simplemente si tenía problemas en este. Yo nunca había sido malo, ni siquiera me interesaba el interactuar con mis compañeros.
-Ya hablé con los profesores personalmente para que transfieran tus calificaciones. Puedes presentarte desde hoy, eso es lo que quería hablar contigo.- tomó un lapicero y sin mirarme comenzó a llenar un justificante para mi siguiente clase.- oí lo sucedido con Matt, varios alumnos hablan de ello. Es por tu bien Sam.
No me importaba que me cambiara de salón, hasta admitía que me aliviaba un poco el no tener que cargar con los comentarios pesados de aquellos chicos, pero aún así no estaba listo para hacer eso. Era como si movieran de lugar mi vida completamente.
-¿Qué grupo?- pregunté.
-Tres.- respondió tendiéndome el pequeño papel que tomé fastidiado.- están ahora en clase de lectura en el salón...- revisó una hoja sobre su escritorio sujetando los lentes sobre sus ojos para enfocar de manera correcta y después volvió a mirarme.- 216.
-Está bien.- le dije en voz baja para después levantarme de la silla y dirigirme hasta la puerta principal de aquella habitación, no sin antes tomar mi mochila y colocármela en la espalda de una sola correa. Le dediqué una última mirada al hombre y después de desearle buena tarde salí de ahí a pasos lentos.
No entendía porqué el cambio repentino de grupo, y tampoco cómo era que el director se había enterado de lo ocurrido con aquel chico, pero no le di demasiadas vueltas al asunto.
Los pasillos estaban desiertos gracias a que ya estábamos en horario de clases pero pude visualizar a lo lejos unas chicas que caminaban hasta mi persona contándose algo entre ellas; hablaban tan fuerte que podía oír una parte de su conversación fácilmente. Al inicio intenté no prestarles atención, pero al escuchar de quién era la persona de la que hablaban, mis oídos lo hicieron involuntariamente.-¿Escuchaste lo que sucedió en recreo con Vitali?- le preguntó una a la otra como si fuera lo mejor en todo el mundo. La otra chica pegó un brinquito entusiasmada.
-¿Quién no?- respondió como si fuera algo obvio.- nunca lo había visto así, estaba realmente sexy enojado.- fruncí el ceño al escuchar eso. Ambas pasaron a un lado mío como si no estuviera ahí, aunque seguían hablando igual de fuerte.