Capítulo 21: Tras de ti

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En su corta vida jamás se había enamorado de aquella forma, al menos no recordaba hacerlo hecho. Alaric se sentía flotando aún cuando habían acordado no hacer pública la relación. Habían hablado largo y tendido sobre ello, cayendo en cuenta de que no podían exponerse de esa manera sin que quienes le buscaban fueran tras Jagger. Temía eso, demasiado, y prefería esconderse un tiempo a tener que lidiar con el miedo de poner en peligro a su chico solo por ser eso, su novio.

Su estómago se sentía todo "patas arriba" desde que Jagger aceptó que lo quería, y de solo ver al cachorro echado en su cama, desparratado y dormido, sonreía como un idiota.

Eran alrededor de las seis de la mañana, hora en la que ya se encontraba en la cocina haciendo su desayuno. Ahora, como todo novio primerizo, hacía el desayuno para dos, porque Jagger dormía plácidamente en su sofá; no quiso tenerlo en su cama.

No pudo evitar el reír bajito mientras servía todo en unos tuppers para que se enfriase. Él ya estaba arreglado y listo para partir faltando quince minutos, pero aceptaba que vestirse temprano tenía mucho que ver con Jagger. Se conocía, y sabía que en el momento en que el pelinegro decidiera besarlo, él querría pasar a la habitación a terminar todo en una forma más horizontal. Pero, claro, su determinación a esas tres citas nadie iba a quitársela.

¿Por qué exigir ese número de citas? Bueno, en el fondo presentía que Jagger aún le ocultaba algo, y le estaba dando el tiempo necesario para que se sintiera cómodo para decirle las cosas. No quería presionar y verse como todo un maníaco del control. Nada de eso. Quería que su chico confiara en él lo suficiente como para contarle lo que le atormentaba.

-Siempre me pregunté si eras así de activo desde aquella primera vez que me quedé a ensayar hace meses.

Tan silencioso había sido el moreno que no escuchó el momento en que este se levantó. Jagger ahora le tenía abrazado desde atrás, besando su nuca y soltando palabras muy cursis si se lo preguntaban.

-Estoy acostumbrado a levantarme temprano. Cuando vivía con mamá el día empezaba a las cuatro, pero eso porque me acostaba a las nueve- se encogió de hombros. Hablar de su madre ya no dolía tanto como cuando llegó a la ciudad. De hecho, sentirse cobijado y querido hacía una diferencia enorme -Es la costumbre. Ahora, vete a duchar que no quiero llegar tarde.

-Lo que mi pollito diga- Jagger estampó un beso sonoro en su mejilla, para luego soltarle y alejarse. Pensó que ya estaba en la habitación listo para la ducha, pero cuando habló de nuevo, se sorprendió escucharlo ahí detrás suyo -Siento mucho si debemos mantener esto en secreto.

-No lo sientas. En todo caso, tienes que mantener lo que tenemos por mí, Jagger. Soy consciente de que si ellos descubren lo mucho que me importas, Irán tras de ti, y eso jamás podría perdonarmelo.

No supo qué sucedió, pero una expresión extraña cruzó el rostro de su chico, lo que le hizo fruncir el ceño y decirse que debía preguntarle qué tanto traía en mente.

-Claro. Aún así lo siento. Si no fuera por eso, podríamos gritar a los cuatro vientos que estamos juntos.

-No te preocupes. En algún momento lo haremos.

Jagger ahora sí que dejó la pequeña cocina y, finalmente, escuchó la puerta de su habitación cerrarse; su chico ya estaba en la ducha.

La tentación estaba ahí, no podía ocultarlo, pero estaba reacio a dejar que su deseo ganara. Estaba bastante decidido a dar un tiempo, en especial para que Jagger hablara. Estaba por sentarse a ver la TV un rato cuando alguien tocó a su puerta. No quiso abrir, levantarse suponía perder el calor que Jagger dejó en el sofá, pero la voz de Kolter le hizo suspirar e ir a abrir.

AlaricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora