Capítulo 9: Nervioso

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Hoy era el día.

Hoy era cuando se reuniría con el hombre que le llamó y pidió un encuentro en un lugar completamente abandonado y desprovisto de cámaras. Sabía que básicamente era como un suicidio el ir, pero la vida de los que estaba comenzando a apreciar estaba en peligro. Jagger, y quizá Tamara, aunque a ella no la mencionaron no iba a cometer el error de no tomarla a ella en cuenta en el paquete.

Se hallaba en el trabajo y no sabía cómo carajo iba a salirse de ahí sin ser despedido, como mínimo. Le gustaba servir bebidas de todo tipo así como ser el funcionario que reparaba los errores de los idiotas que no sabían cómo manejar una pc adecuadamente. No quería ser despedido, en especial porque sabía que era el único trabajo que le permitía laborar siendo menor de edad.

Soltó un suspiro mientras atendía una orden de café de una señora que aparentaba los cuarenta. Hizo una mueca al notar que el café estaba frío, así que hizo uso de su "don" para calentar la taza y el líquido mientras caminaba hacia la señora y le entregaba su bebida.

La señora le agradeció y él siguió atendiendo bebidas, ya que el área de las computadoras estaba vacía.

—¿Está todo bien, Alaric? — cuestionó la amiga de Tamara, su jefa —Pareces ansioso. No has parado de ver el reloj en la pared o de revisar tu teléfono.

Bueno, sí que estaba muy al pendiente ese día de su aparato electrónico más que otros días, así que entendía de dónde es que venía la preocupación de ella.

—Tengo algo importante que hacer, pero no sabía cómo pedirte el permiso porque sería dejar el trabajo cuatro horas antes de la salida.

—Has sido un excelente trabajador, Alaric, no tengo inconveniente en darte una salida temprano por hoy. Además, ha estado muy solo hoy así que creo puedo sola con los pocos clientes que haya o, en su caso, llamo a Tamara para que me dé una mano.

Asintió.

—Agradezco la confianza. ¿Mañana a las diez?

—Por supuesto. No me faltes. Ya sabes que los domingos es cuando más afluencia tenemos.

Solo atinó a sonreír. Lo bueno de todo es que sí que era un buen trabajador y no le había dado problemas a la jefa, así que todo iba bien. Ahora solo restaba esperar a que se diera la hora para abandonar el ciber café.

**

Las horas pasaron y la afluencia de clientes se fue reduciendo a casi nada, por lo que se despidió de su jefa, agradeció de nuevo el poder salir temprano y salió del ciber café para toparse con un torso y una colonia que comenzaba a reconocer.

—Venía a verte— dijo Jagger para luego cruzarse de brazos y mirarle como si estuviera enojado. Dios, en todo caso quien debería estar enfadado era él, porque el ojiazul le dejó abandonado ayer sin decir nada más que un "lo siento" —¿Ya te vas? ¿Me estás evitando, pollito?

—Mira, en todo caso, si te evitara, ciertamente ya habría corrido lejos de ti justo ahora. Pasa que te tengo algo de aprecio y no puedo simplemente irme.

—Ya. Entonces si te vas. Y yo que quería tomar algo hecho por ti— el idiota se atrevió a hacer un puchero a la par que bajaba sus brazos.

—Podrás hacerlo mañana si tanto quieres. Justo ahora tengo un asunto que atender y...

—Iré contigo— sentenció sin siquiera dejarle terminar.

—Por supuesto que no. Es algo que quiero hacer solo.

Jagger sacudió su cabeza. Podía ver la obstinación en esos ojos azules, y joder si eso no calentó un poco su corazón.

—Iré. Ya lo decidí.

AlaricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora