Capítulo 4: Nivel 5 mi culo

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Jesús. 

Los gritos de las personas eran ensordecedores y la verdad es que le estaban volviendo un poco loco. No sabía si sería una buena idea pero, joder, lo cierto es que no tenía otra opción.

—Piensa... maldita sea... piensa Rod— susurró para sí. Había tomado el nombre del novio de su madre cuando minutos después Roderick también fue asesinado por presenciar el asesinato de su madre. Seguía preguntándose por qué es que él seguía libre, pero de momento la situación no le permitía seguir pensando.

Lo único que podía hacer sin delatarse era sacar a todos por alguna puerta que pudieran abrir sin recibir el famoso "flamazo", es decir, cuando el fuego dentro recibía más oxígeno y esto solo avivaba todo en el interior. 

Sin decirle nada a nadie, incluso ignorando los gritos frenéticos de Jagger, se adentró más en el fuego sintiéndose como en casa. No era un idiota, y sabía que probablemente quien haya comenzado todo creyó que al hacer que el fuego cubriera ciertas salidas solo era cosa de cubrir la principal y así todos se mantenían dentro. Los gritos detrás de él le indicaban que nadie, salvo Jagger, había notado su inmersión en las llamas. Bien, tenía algo de tiempo. 

La ropa no iba a sobrevivir, eso seguro, pero su piel se mantenía cálida mientras caminaba en busca de una salida que fue encontrada tras recorrer toda la planta baja del club. Sus ojos brillaron en una mezcla de amarillo, rojo y naranja, como el fuego mismo, para alzar las manos y "apartar" las llamas con movimientos hacia los laterales para despejar el camino hacia la salida. Había practicado durante años cuando descubrió que podía crear y controlar el fuego, y su madre, aunque asustada, le había motivado a seguir entrenando para cuando se viera envuelto en una situación como ahora.

Tras ver que en el camino que hizo cabían de a dos o tres personas, volvió corriendo ataviado tan solo con una tela que apenas y cubría su torso.

—¡Por aquí! ¡Encontré una salida!— gritó para hacerse escuchar y, en cuanto notó que las miradas estaban en él, retrocedió para que supieran por donde avanzar. Aún así, cuando las llamas comenzaron a agruparse, tuvo que detenerse y dejar que unos pasaran para hacer sus movimientos lo más discreto posible; ojalá creyeran que fue el viento o algo de la puerta que abrió.

Poco a poco las personas comenzaron a salir por aquella puerta, mientras él mantenía las llamas a raya para evitar que alguien saliera quemado. Cuando no había nadie más, Jagger se acercó a él con los ojos abiertos de par en par, como si estuviera viendo un fantasma. A lo lejos escuchaba las botellas ardiendo y avivando las llamas en aquella zona, pero Jagger no dejaba de verlo cual criatura exótica.

—¿Qué eres?— cuestionó el tipo señalando su cuerpo. Maldijo para sus adentros cuando notó que no tenía ninguna quemadura y que, bueno, era sumamente raro.

—Te contaré, pero vámonos antes de que nos vean aquí.

El de ojos azules asintió y le tomó de la mano para sacarlo de ahí. Finalmente las sirenas comenzaron a escucharse y él abandonó el club en llamas en el auto sexy de Jagger.

No se dijeron nada, y honestamente no había mucho que decir considerando que Jagger ahora sabía. Fue muy corto el tiempo que disfruto en el anonimato, ni siquiera tenía el bendito mes en Baltimore, pero suponía que eran sacrificios que se hacían si quería salvar personas. No lo diría, ni se jactaría de el logro tan enorme que había conseguido, pero estaba sumamente orgulloso de sí mismo que ni siquiera el decirle a Jagger de lo que era capaz le hacia temer del futuro. Que le dieran al futuro, él salvó a varias personas.

El auto finalmente estacionó en un estacionamiento subterráneo. 

—Alaric...— susurró Jagger sin mirarle —¿Cómo...? ¿Por qué tú...?— sacudió su cabeza frenéticamente —Quiero decir, lo que quiero preguntar es por qué no estás calcinado. Esas llamas eran enormes y luego solo vi cómo se abrían para dejar un lugar para pasar. 

AlaricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora