Capítulo 13: Enamorando a Alaric

15 1 0
                                    

Mini maratón (3/3)

Ombligo de semana, como decía su madre: miércoles.

Estaba cansado de que en las únicas dos personas que confió, una de ellas le mintiera tan descaradamente. Dudaba que Jagger tuviera siquiera el cerebro para analizar que se moría por él, y que de verdad haría cualquier cosa si le daba una mirada siquiera. Pero luego resultó que el tipo iba más por chicas, y que a pesar de los ojitos de cordero enamorado que le daba, Jagger solo no caía en cuenta y le rompía el corazón sin saberlo. En el fondo, estaba seguro que el pelinegro sí que le tenía en cuenta, pero que solo se hacía el que no estaba enterado.

Y luego... estaba el asunto de Tam.

De las dos cosas, esa es la que más le dolía, porque le confió su miedo y aun así ella se aprovechó por órdenes de su madre. Entendía que a veces no había mucho que hacer en una familia con violencia intrafamiliar, pero también entendía que había formas de dejar esa vida atrás. Bueno, como quiera que sea, Tamara es tiempo pasado.

Su rutina no cambió, a excepción de que ahora solo hacia un desayuno, porque ni loco iba a llevarle a ellos. Y ya que tenía más tiempo al hacer menos comida, pudo salir a correr quince minutos, volver y ducharse para irse a la facultad.

No le tomó nada llegar, y tenía diez minutos de holgura para ir hacia su aula. Pero, vaya, fue detenido por Jagger, quien se hallaba con las manos detrás de su espalda y se balanceaba sobre sus talones.

Suspiró e intentó pasarlo, pero a donde fuera que él se movía, Jagger estaba ahí, con una sonrisa que se le antojaba tímida, y joder, eso hizo que su estómago diera una voltereta al puro estilo gimnasta.

—¿Qué quieres?

—A ti, pero pronto vamos a llegar a eso. Primero, dato número uno de tu futuro novio. Mi nombre completo es Jagger Michael Sterling.

Después de eso, dejó una flor en sus manos y salió corriendo.

Parpadeo totalmente confundido. ¿Había escuchado bien? Quizá dejarle de hablar fue una buena opción, y de haber sabido que se pondría así, desde hace mucho le habría mandado a la mierda. Pero, sorpresa, desconfiaba de que fuera en serio, así que le daría unas dos semanas antes de que decidiera que valía la pena lanzarse como gorda en tobogán.

Se llevó la rosa a la nariz y aspiró el aroma de esta. ¿Acaso estaba viviendo un sueño? Porque ni en sus más locos desvaríos habría podido imaginar que Jagger comenzaría a buscarle de esa forma. Además, estaba recién terminando una relación falsa, no quería cometer el mismo error. Haría pregunta tras pregunta para asegurarse que Jagger estaba siendo...

Espera. Él dijo "mi nombre completo es"... ¿o sea que aquella vez no lo dijo? La verdad entendía, porque Alaric era su segundo nombre, y pocas veces usaba o respondía al primero. Bueno, le daría el beneficio de la duda durante un mes más o menos.

Finalmente se adentró en la facultad, y los murmullos a su alrededor comenzaron, pero daba la casualidad que casi lo gritaba. En resumen, la mayoría de chicas estaba enojada con él por robarles la oportunidad de tener algo con el sensual Jagger, y quizá se arrepentía un poco, porque a pesar de la flor, Jagger seguía guardando secretos, mismos que él de alguna manera estaba dispuesto a encontrar, aun si eso le costaba perder al tipo. Pero, prefería eso a seguir viviendo a oscuras.

Ignoró las miradas, incluso las malas palabras que algunas chicas le lanzaron, para llegar finalmente a su lugar.

Abrió un poco más de lo normal sus ojos, porque había otra rosa en su lugar, y una nota que yacía sobre una bolsita, misma que olía como a chocolate. Se acercó, volviendo a ignorar las miradas, la de Jagger incluida.

AlaricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora