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Abril de 2021.

Domingo, 4 de abril.

—¿Por qué estás tan triste amiga? —David se inclinó sobre el tablero de ajedrez, preguntándose por qué siempre caía en el mismo gambito.

—Oh, no lo sé —Suspiró Kara, bebiendo un trago de brandy. Se reclinó sobre el sillón y miró pensativamente cómo David intentaba escaparse de esa jugada… otra vez. ¿Nunca
aprendería?

Estaban en el despacho que tenía Kara en la residencia privada de la Casa Blanca. Era una habitación acogedora que Kara había transformado en una sala de juegos para la familia. A los niños les encantaba. En esta fría noche de primavera, sus hijos estaban profundamente dormidos como lo estaría, según sospechaba Kara, casi todo el mundo que no tuviera insomnio.

La mujer de David estaba fuera de la ciudad visitando a unos familiares, y su viejo colega estaba apalancado en sus estancias porque no quería volver a su solitaria casa.

—Tú solo bebes cuando tienes problemas de mujeres —dijo David casualmente, sin dejar de mirar el tablero.

Kara miró en su vaso y gruñó.

—Es brandy, por el amor de Dios. Y de verdad que no tengo problemas de mujeres. No hay mujeres, no hay problemas.

—Bien, me alegro de oír eso —allá vamos— porque adivina quién está en la ciudad esta semana.

—¿El Emperador de Japón?

—Nooooooooooo… —kara movió el rey.

Kara se inclinó e hizo un movimiento que permitiría que la partida continuara siempre y cuando David no hiciera nada estúpido. No estaba preparada para quedarse sola todavía.

—¿El Rey de Inglaterra?

—Nooooo… —Sus cejas se levantaron a la vez. ¿Por qué no fue a matarme rápidamente?—Piensa menos políticamente. Es más, ummm, de tu tipo.

—¿Mi tipo? —kara se golpeó en las piernas— David, yo no tengo ningún tipo.

Él se reclinó sobre su asiento, después de hacer su movimiento, y le dirigió a su amiga su mejor mirada fraternal.

—Sí, lo sé. Y es hora de que cambiemos eso.
Kara miró hacia su compañero.

—David, por favor, no me digas que has hecho algo increíblemente estúpido como…

—Te he concertado una cita. Una cabeza cayó.

—¡Oh, Dios! — kara  dejó su vaso en la mesa de al lado. Su grueso cristal hizo que sonara muy fuerte. Acto seguido cambió totalmente y muy irritada levantó la cara de nuevo.—¿No es mi vida lo suficientemente complicada sin tenerte concertándome citas? La mitad de los EE.UU. y un príncipe árabe idiota, piensan que me estoy acostando con Lena.

—Pero como no lo estás haciendo —dijo David sensiblemente— no hay razón por la que no podrías salir con Candy Delaney.

Kara empezó a atragantarse con la bebida, haciendo una mueca de dolor cuando el fuerte licor le salió por la nariz. Se tapó la boca con un puño e intentó volver a respirar por la nariz.

—Sorpresa.

Cuando, finalmente, Kara pudo hablar, gritó apagadamente.

—¿Quieres decir que me has concertado una cita con "Ven y toma un trozo de CandyDelaney"? Jesús, David. ¿Por qué no me has citado con una prostituta y llamas a la prensa
para que saque fotos?

David se mordió el interior de sus carrillos. Estaba empezando a pensar que la única persona que podía satisfacer a Kara no era otra que Lena Kieran Luthor.

SEÑORA PRESIDENTA - SUPERCORP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora