Domingo, 1 de agosto
Los dedos de Lena tecleaban sin descanso mientras los niños jugaban en el suelo con Gremlin. Un rápido comando le había permitido deshabilitar el sistema de reconocimiento de voz. Ahora estaba haciendo su trabajo al viejo estilo, pero es que no quería añadir más ruido a la habitación al tener que dictar. Sólo Dios sabía lo que haría el ordenador con todo el sonido de fondo que iba desde tranquilas risas hasta niveles por encima de lo legalmente permitido.
Todo dependía del humor de los niños y el perro en cada momento.
Justo ahora, Gremlin estaba corriendo alrededor de ellos, saltando, ladrando y metiéndose entre sus piernas mientras jugaban. Para cualquier otra persona, su actitud habría pasado por la de un perro verdaderamente feliz. Pero para Lena estaba claro que el perro no se comportaba todavía como él mismo. Estaba empezándose a preguntar si Kara tenía razón.
Quizás necesitaba un psicólogo de perros. Pero los niños parecen hacerlo feliz. Si Lena estaba segura de algo en la vida, era que Grem estaba completamente enamorado de los niños Danvers. Ella suspiró para sus adentros. No eres el único, amigo.
Desde que ella y Kara habían vuelto a casa desde el funeral de su madre, la escritora se había encontrado a sí misma usando cualquier excusa para pasar un poco de tiempo extra con los niños, por no mencionar a su madre. Kara había sido maravillosa y Lena estaba bastante segura de que si no hubiera sido por su continuo soporte y apoyo... Sacudió la cabeza forzándose a sí misma a olvidar ese doloroso pensamiento. Kara había estado con ella en cada momento, excediendo las expectativas que previamente tenía de una amistad, o de un romance.
Kara se había ocupado de todo, incluso se encargó de que la familia no fuera molestada por la prensa en el funeral y durante el rápido entierro en el cementerio. Simplemente la presencia de Presidenta de los Estados Unidos ya era una invitación al caos. Pero Kara había dejado muy en claro que iba a permanecer al lado de Lena durante este momento tan difícil, y que nadie sufriría las consecuencias de su presencia. Lena había sentido un gran dolor en el pecho al oír la auto-recriminación en la voz de Kara. Pero la prensa había brillado por su ausencia y ahora se preguntaba qué favores habría tenido que conceder Kara para conseguir eso.
No fue hasta que volvieron a Washington D.C que un periodista fotografiara a Lena y Kara de camino a la Casa Blanca y les preguntara sobre la causa de la muerte de su madre. Para su pesar, la escritora estalló en lágrimas. Kara gruñó —Sin comentarios— y le dirigió una mirada de hielo al periodista que hizo que este se retirara de inmediato. No había vuelto a ser molestada desde entonces.
Incluso con la constante presión a la que estaba sometida, Kara había permanecido como una roca. Cuando la popularidad de la Presidenta cayó cinco puntos durante su viaje con Lena a Tennessee, no había hecho el menor caso, asegurándole a Lena que los números remontarían cuando anunciara su intención de disminuir los impuestos.
Lena sintió como empezaban a asomarle las lágrimas, pero no eran de tristeza. Esta vez era simplemente de asombro y admiración ante una relación y una mujer que había llegado a apreciar y a importarle de verdad. Se levantó las gafas y se limpió las primeras lágrimas con los dedos. A pesar de los eventos de las últimas dos semanas, Lena nunca había sido más feliz.
Dirigió la mirada hacia los niños, los cuales estaban ahora sentados con Gremlin y discutiendo sobre qué dibujos ver. Kara era muy cuidadosa con las cosas a las que los niños eran expuestos cuando no estaba en la Residencia. La televisión tenía restringidos los canales que no fueran apropiados para su edad.
La escritora también sabía que Kara prefería que los niños jugaran o leyeran a que vieran la televisión. Lena apagó el ordenador y lo puso sobre la mesa. A continuación se tiró sobre el suelo con los niños. –Hola, chicos.
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SEÑORA PRESIDENTA - SUPERCORP
FanfictionKara Danvers la primera mujer presidenta de los Estados Unidos , acaba de ser elegida. Viuda y con tres pequeños. Rompiendo con la tradición de contratar un escritor político para relatar su administración , selecciona a Lena Kieran Luthor, una bio...