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NOVIEMBRE 2021

Jueves, 4 de noviembre

— ¿Por qué diablos tardan tanto? — se quejó Kara.

— No te preocupes demasiado. Lo que sea que pase, estaremos bien. ¿Verdad?

— Pero… — Cariño, han pasado solo treinta minutos — le recordó Lena mientras cruzaba y descruzaba las piernas otra vez.

— Puedo ver que tú no estás preocupada —dijo señalando sus piernas con la mirada.

— Muy divertido.

Las dos mujeres estaban sentadas una al lado de la otra, en sillones orejeros, agarradas a unos cojines grandes con el sello presidencial bordado en oro en su centro. Estaban en una de las salitas de Kara, la Sala del Tratado, esperando saber ansiosas si al final del día Lena ya no sería la biógrafa de la Presidenta.

Las cosas habían ido de cabeza el último mes cuando el Partido de Emancipación, oficialmente, pedía la dimisión de Lena. Privadamente, a Kara le habían dicho que si su novia no había dimitido para Acción de Gracias, Lena sería inmediatamente despedida. La respuesta de Kara fue que si Lena era despedida, juraba que rompería con los "cabrones" del Partido, y pudo ser oída al otro extremo de la Casa Blanca. Fue un grito de proporciones tan épicas que incluso David no pudo ignorarlo.

Wayne y dos abogados de Publicaciones Starlight habían llegado a DC ayer. Ahora estaban en una reunión con el Presidente del Partido, Jordon, el abogado del Partido y David, quien con gran dificultad, convenció a Kara y a Lena para que esperasen en la Sala del Tratado y que dejaran las negociaciones a los abogados.

— Sabes —empezó Kara lanzando el cojín al otro lado de la sala y saltando sobre sus pies— no pueden hacer que te marches. ¡No pueden!
Lena exhaló despacio.

— Kara, piensa en esto por un momento. Mi credibilidad está sufriendo un gran revés. Tienen el derecho de estar disgustados. No importa lo que pase, no van a tener la biografía por la que pagaron.

— ¡Mierda! Pero tú aún puedes quedarte aquí, escribas el libro o no.

Lena acercó sus labios al cojín.

— No creo que eso fuera una buena idea,— dijo tan bajito que apenas Kara pudo oírla.

— ¡Qué!, Kara caminó hacia Lena y se agachó sobre sus rodillas en frente de la mujer que estaba sentada en la silla. Sintió una oleada de pánico recorrerla.— ¿Qué…qué has dicho?.

"No, no he oído eso. No".

Al mirar a Kara a los ojos Lena sintió como una puñalada en el corazón y se encontró evitando que su boca repitiese las palabras.

— Esto te está haciendo daño —susurró Lena intentando retener las lágrimas— las encuestas… 

Kara posó las palmas de sus manos sobre las rodillas de Lena, con una mirada determinada en su cara.

— ¡Me importa una mierda las encuestas! Esto todavía es mi casa, Lena. Y nadie va a decirme quién puede o no vivir conmigo. Te amo y no quiero que te marches a ningún lado.

— Yo también te amo —insistió Lena— Pero si quedándome aquí voy a arruinar tu carrera, entonces debo marcharme —Era lo último que quería hacer pero se maldeciría si por su culpa Kara cayera con ella.

— Las encuestas suben y bajan. Los números son más altos que los del mes pasado y las cosas están mejorando. Fueron los atentados los que realmente dañaron mi popularidad, cariño. No tú. Y a pesar de que el partido se queje por lo contrario, a la gente le importa un pimiento de quién estoy enamorada y si ésta persona vive conmigo. Esto no es más que las alas de los conservadores calentando motores. Y el cabrón del cabecilla, Bruce Jordon, está postulando e intentando ganar un mejor punto de apoyo para sí mismo sin la ayuda del Partido.

SEÑORA PRESIDENTA - SUPERCORP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora