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Viernes 17 de septiembre

Había sido otra mágica tarde para Lena. Ni en sus más remotos sueños se hubiera imaginado en un lugar como aquel, ni emocional ni físicamente. Parte de lo mágico era, obviamente el lugar, la Casa Blanca, cuyas paredes guardaban inimaginables secretos y cuyas habitaciones eran tan interesantes y únicas como hermosas. Incluso después de estar viviendo durante nueve meses allí, Lena se sintió totalmente fascinada. Entonces estaba la parte de la compañía para la cena. La mujer más poderosa sobre la tierra. Pero el factor más grande era Kara en sí misma. No su influencia o posición, si no la mujer que había debajo, la cual Lena había llegado a adorar.

—No puedo creer que estuve cenando con el rey de Inglaterra— se rió un poco a la vez que cogía la mano de Kara mientras paseaban por el jardín.

La Presidenta la empujó a un lado y puso cara de enfado.

—¿Es que no hay ninguna mujer en mi vida que se impresione con el hecho de que yo soy la Presidenta de los Estados Unidos de América?

—Sí— Lena rodó sus ojos y rió. Solo tú puedes sacar ese ego, cariño. —Estuve terriblemente impresionada la primera vez que te eché la vista encima— Entonces hizo una pausa y volvió a reír —No, eso no es totalmente cierto. Cuando te vi por primera vez en persona casi me caigo muerta por la impresión. Pero obviamente te había visto millones de veces en televisión antes que eso.

—¿Millones?

—Por lo menos— Asintió Lena.

—Guau— Kara le hizo un gesto a Lena para que continuaran caminando mientras recorrían las distintas sombras que formaban las suaves lámparas diseminadas por el jardín a la luz de la Luna llena.

—No estuve realmente impresionada por ti hasta que me tomé el tiempo de escuchar los graznidos que saturaban la televisión. Pero una vez lo hice… guau— Lena mostraba una sonrisa juguetona —O a lo mejor el hecho de que tenía la mente bloqueada en ese momento.

—¿Perdona?— Kara estaba cerca de molestarse.

La mujer pelinegra levantó la cabeza y sonrió abiertamente haciendo que su nariz se arrugara ligeramente al igual que los laterales de sus ojos.

—No es lo que piensas— rió.

Kara aceptó la respuesta de Lena, pero no sin antes ofrecerle un suave golpecito. Pateó una piedra que había en su camino.

—¿Así que es por eso por lo que no me votaste? Porqué estaba sobreexpuesta.

Lena se paró en seco haciendo que Kara casi tropezara con ella.

—¿Cómo sabes que no te voté?— Sus manos automáticamente se posaron en sus caderas y le dirigió a Kara una mirada significativa.

Kara se rascó la cara y sonrió con aire de culpabilidad.

—¡Oh, eso!— Yo y mi gran bocaza.

—Sí, eso— demandó Lena.

—Bien mmmh…James Olsen  fue bastante minucioso con respecto al material que solicitó sobre ti para investigar— Los ojos de Kara mostraban
arrepentimiento y una buena dosis de vergüenza —La información es privada. Lo prometo. Pero eso no significa que, preguntando a las personas adecuadas, no sea fácil de encontrar. Lo siento.

—Cabrón.

—¿Estás enfadada conmigo?— dijo Kara señalándose.

—Sí.

—¿Realmente enfadada?— Kara inclinó su cabeza a un lado y apenas la miraba con sus ojos translúcidos por la débil luz.

Lena dejó caer sus manos de sus caderas.

SEÑORA PRESIDENTA - SUPERCORP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora