Lunes, 16 de agosto
La Presidenta se volvió a agitar y tomó otra taza de café. Le echó un vistazo a la tortilla que le habían servido. Kara no tenía hambre, pero podía oír la estridente voz de Emma resonando en su cabeza, "COME, no le harás bien a nadie si no comes". Tomó el tenedor y cortó un pequeño trozo de tortilla metiéndoselo en la boca y masticándolo lentamente al tiempo que le echaba un vistazo a uno de los documentos que tenía frente a ella.
No estaba al ciento por cien segura, pero creía que habían pasado por lo menos treinta y seis horas desde que había entrado al Despacho Oval. Y en ese tiempo, tan solo había estado ausente una vez para hacer ciertas declaraciones a la prensa. Desde entonces había estado clavada en su escritorio, trabajando como un perro, asegurándose de que el mundo supiera lo seguro que eran los Estados Unidos y de cómo repartiría justicia entre los cabrones que se habían atrevido a poner en tela de juicio la seguridad de la nación.
Entre éstas y otro millón de cosas que se debían hacer estaban las llamadas tras llamadas, las videoconferencias tras videoconferencias, sentarse con sus consejeros y jefes de departamento para discutir las diferentes estrategias a llevar a cabo y continuar con las obligaciones habituales de cada día. Dios, el día no tiene suficientes horas. Estaba agradecida de que al menos los niños tuvieran a Emma y a Lena quienes sabían que pasarían algo de tiempo extra con ellos ya que ella no podía hacerlo. Eso era algo de lo que al menos no tenía que preocuparse.
—¡NO! —gritó al empleado de servicio que le servía en ese momento un vaso de zumo de naranja —No, por favor. Lo odio. Me da arcadas. Leche. Un gran vaso de leche.
—Sí, Señora Presidenta—asintió rápidamente el joven hombre con la cabeza.
Así y todo ellos habían tenido suerte. Aunque Kara nunca pensara que la palabra "suerte" era la apropiada para una situación como ésta. Cinco bombas habían explotado y tan sólo seis personas habían muerto y veinte habían sido heridas. "SOLO", no es "solo" cuando una de esas personas es alguien a quien quieres. Por descontado hubiera sido muchísimo peor si en la bomba de San Diego no hubiera fallado parte del mecanismo de la misma.
El Instituto de Portland había sido arrasado, pero a la hora de la explosión todo el mundo se había marchado a sus casas. Así y todo, la comunidad estaba muy consternada.
Cuando la puerta se volvió a abrir, la Fiscal General entró a la habitación. Parecía tan cansada como se sentía Kara.
—Café fresco —señaló Kara la cafetera en frente de ella.
—Si tomo otro trago de café me saldrá por todos los poros de mi piel y mi marido no se me acercará en semanas.
Kara se rió entre dientes y apoyó la barbilla en su puño.
—Nah, eso solo es un feo rumor lanzado por los vendedores de té. —Su buen humor desapareció rápidamente y soltó un frustrado bufido. —Necesito buenas noticias. Por favor, dime que me traes buenas noticias.
—Hay muy pocas buenas noticias en una situación como ésta. Pero tenemos a la mejor de nuestra gente trabajando en cada uno de los escenarios.
Kara asintió con la cabeza.—¿Todavía no sabemos nada? ¿Ha contactado alguien con nosotros? Si crees que tienes que mentirme para hacerme sentir mejor, por favor, hazlo, prometo no tomar represalias contra ti.
—Bien, por lo menos esto es algo que sí que sabemos. Los informes preliminares muestran que el material explosivo en Atlanta, San Diego y Nueva York eran prácticamente idénticos.
Estamos esperando todavía los informes de las otras dos ciudades. Pero, por ahora, parece que los responsables son la misma persona o grupo.
—¿Son esas buenas noticias?
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SEÑORA PRESIDENTA - SUPERCORP
FanfictionKara Danvers la primera mujer presidenta de los Estados Unidos , acaba de ser elegida. Viuda y con tres pequeños. Rompiendo con la tradición de contratar un escritor político para relatar su administración , selecciona a Lena Kieran Luthor, una bio...