Efecto Mariposa. [L]GTB #PGP2024

Palpito

Pov por Rose

Tres meses después...

Blanco y negro.

Rey y reina. Caballo y alfil. Torre y peón.

Mis manos picaban cada vez que tomaba una pieza y avanzaba en el tablero. Louise estaba relajada, yo me encontraba de pie caminando de un lado a otro esperando que ella moviera otra pieza.

—Eres pésima jugando.

—Vamos, aun no me haces jaque mate.

Tampoco podría hacerle jaque mate, no tenía las piezas suficientes para hacer esa jugada o tal vez sí, pero no sabía. Apoye mis manos en la mesa mirando ese tablero esperando que me dijera cual es el siguiente movimiento.

—Estas muy dispersa, no te veo concentrada.

—Dime, ¿Por qué el ajedrez? ¿Por qué cuando sabes lo que eso me provoca?

Mis uñas terminaron clavadas en la madera.

—Bien, continuemos con un rompecabezas.

—¡No! Yo puedo terminarlo.

Mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho y mi mente me decía que es lo que tenía que hacer, solo que no era mi mente en realidad, no eran mis pensamientos, era algo más allá que eso. Esa voz profunda que siempre quiere tomar control de todo en mi vida. Estaba equivocada. Cada movimiento que di fue equivocado lo que me hacía sentir como una inútil.

—No tienes porque terminarlo, podemos dejarlo hasta aquí.

—¡No! ¡No, no, no!

—Escúchame, lo lamento. Pensé que el ajedrez sería una buena forma de llevar la terapia. Toma el control, recuerda quién eres. Eres Rose, ¿está claro?

Le mire, ¿soy Rose? ¿Quién soy? ¿De quién son estos pensamientos y sentimientos? Decepción, odio, furia, el deseo de romper en un llanto incontrolable se acumulaba en mis ojos y mi pecho dolía. ¿Soy Rose? ¿Quién soy? ¿Reina?

Mi mano barrio el tablero de ajedrez dejando las piezas esparcidas por todo el suelo. Retrocedí viendo mis manos temblorosas, esa no había sido yo.

—Lo juro Louise... Te lo juro...

—No pasa nada, no pasa nada. Quiero ayudarte, quédate conmigo.

—Háblame. Háblame. Háblame de mi vida. Recuérdame quien soy... Recuérdame...

Louise me abrazo. No fue esa clase de abrazos reconfortante, de esos que te consuelan, no. Ella me rodeo con sus brazos y me apretó con fuerza, pero no tan fuerte como para quitarme el aliento. Fue una presión justa y necesaria. Un abrazo que calmo el temblor en mi cuerpo, logrando que cerrara mis ojos y controlara mi respiración. Mi corazón volvió a tomar el palpitar normal después de un prolongado tiempo entre los brazos de Louise, pronto me vi recostando mi cabeza sobre la suya.