Efecto Mariposa. [L]GTB #PGP2024

Mala suerte

Pov por Rose

Helena Thurlo.

Es una mujer hermosa, algo que no necesita discusión. Es la viva fantasía de Blanca Nieves, con su cabello negro y su piel blanca, excepto por esos ojos verdes y profundos que posee. Quizás, si su estilo de vestir fuera más femenino y delicado, podría atraer la mirada de Demetri.

Me odia, desde el primer día que me conoció. Cuando Demetri se negó a casarse con ella por estar enamorado de mí. La humillación y el desprecio que sintió jamás lo olvido, ahora verme años después y reconocer que no importa cuantos años tenga con Demetri o el tiempo que hemos estado separados, la llama sigue viva, ardiendo con la misma intensidad de la primera vez.

Helena Thurlo, tiene todo lo que yo no poseo, todo lo que yo no quiero.

Tiene un apellido importante en el mundo de la ciencia. Su padre, Alexis Thurlo, fue un científico que aporto grandes avances al armamento militar de Estados Unidos. Una familia respetable con un futuro prometedor, hasta que Alexis decidió que podía obtener más. Trabajo con países enemigos intercambiando planes e información confidencial, se dice que surtía de armas a Irak en la guerra contra Estados Unidos; Marcelo nunca me a confirmado si sus armas estuvieron involucradas.

Cuando su padre fue descubierto, prefirió el suicidio antes que la cárcel. El gobierno confisco todas sus propiedades, congelaron sus cuentas bancarias y Helena junto a su hermano mayor, Lex Thurlo, huyeron del país junto a su madre a Escocia. Ambos hermanos escogieron el camino de la ciencia, Lex se encargaba de crear armas biológicas capas de destruir naciones, experto en crear drogas nuevas y potentes que dispararan el negocio de Dante. Mientras tanto, Helena siguió el camino de su padre, ¿ahora entienden por que ella tiene todo lo que no tengo?

Un apellido manchado desde la cuna, que quien lo escuche reconocerá sus mentes brillantes, su poder entre naciones y los grandes beneficios que traerá a quienes trabajen con ellos. Y yo...

—Rose, mia figlia.

—¿Padre?

Marcelo caminaba apoyado por el bastón hasta el sillón en mi habitación. Su cuerpo cayo cansado por el esfuerzo de subir las escaleras; los gritos de Helena hace diez minutos que se dejaron de escuchar y ahora solo quedaba un gran silencio en la casa.

—De nuevo, tienes esa mirada. ¿Quién eres?

Sentí mis labios hacer una ligera curva simulando una sonrisa que rápido desaparecí.

—Soy Rose, solo Rose.

Golpeo su bastón contra el suelo molesto por mi respuesta. Baje la cabeza y espere la reprenda que me daría:

—Eres mi protegida, mia figlia, lo único decente como para continuar con mi imperio.

—No soy una Aparicio.