Efecto Mariposa. [L]GTB #PGP2024

Susurros

'Hice mil cosas bien y nadie dijo nada. Hice una cosa mal y ya soy la peor persona del mundo.'

—Iris.

Pov por Rose

¿Dónde estoy? Esa fue la pregunta que me hice casi todos los días desde que desperté.

¿Estoy en un sueño? Es lo que pensé. Y cerraba mis ojos obligándome a despertar.

Pero no fue así. Porque esta era una realidad para mí. Esta es mi vida ahora, aunque yo no recordara nada. Ni siquiera el accidente que me postro en ese hospital o como termine separada de Eliza y casada con una preciosa mujer, que no reconozco en lo absoluto.

¿Dónde estoy? Me pregunté de nuevo cuando volví a abrir mis ojos y no me encontraba en la puerta de esa gran mansión, que ahora debía llamar hogar. Estaba en una habitación sacada de revista, de un sueño, de una película. La cama tan sueve y enorme que me volvía pequeña. Ese enorme candelabro de cristal colgando del techo, los colores cálidos de las paredes en combinación con los muros de color verdes bosque le daban un toque tan sobrio. Tan fino y delicioso. Al levantarme de la cama, vi la puerta a mi derecha, no era la única allí, estaba otra a la izquierda; sin embargo, el impulso me llevo a abrirla encontrando lo primero que me dejaría sin aliento.

Un armario, que encendió todas sus luces apenas abrí la puerta. En el frente estaba una pared completa de todos los zapatos que pudiera soñar alguna vez tener, vestidos largos, brillantes, sobrios, de seda... ¡Y joyas! Eran muchas joyas y yo no podía creer que todo esto fuera mio. No podía creer que esta vida era mía. Perfumes costosos, fotografías de momentos que no recordaba, pero me veía feliz... Era feliz. Soy feliz. Me veo en todas las fotografías, con Iris y los niños, y veo una familia feliz.

Sali de la habitación con cuidado de no hacer demasiado ruido. Escuche las voces en la planta baja y aun así camine con cautela hasta detenerme en la primera puerta abierta, donde estaba la pequeña. Esa niña tan idéntica a mí. En el suelo de su delicada habitación con temática de Ariel, jugando con su casa de muñecas. Al mirarla me sentí fatal por mi primera impresión. Por ese ataque de ansiedad que me gano. Por esa voz en mi cabeza y esa infinidad de imágenes que me pasaron. Porque ellos no tienen la culpa de que me viera bañada en sangre sin saber el motivo.