I'm not gay::muke {editando}

[1.]

Luke.

Esta sería la última tarde que pasaría con mi familia en mucho tiempo y no la estaba disfrutando del todo, para ser honesto.
He pasado diez años de mi vida en la misma escuela. Y no, no diré con los mismos amigos porque resulta que yo, Luke Hemmings, no tengo amigos. Realmente. No soy aquel chico que dice ser inadaptado. Porque yo soy un inadaptado. Al decir que no tengo amigos estoy hablando literalmente. No es que tenga dos o un amigo y que por eso me considere a mi mismo solitario. No, a mi nadie me habla. Nadie. Ni siquiera los supuestos inadaptados que realmente no lo son porque entre ellos se adaptan. Lo que me parece realmente genial hasta que te dejan fuera de su círculo de amigos.
Me he tomado este verano para pensar en qué escuela quiero cursar mi décimo primer grado, y he llegado a la conclusión de que el internado al que mi padre asistió cuando tenía mi edad es la mejor opción. Al fin y al cabo él siempre está hablando maravillas de aquel sitio. El Astex Center.

Ahora mismo estoy sentado en el sillón de cuero inmenso que tenemos en la sala. Mi hermano mayor Ben está sentado en la esquina escurriéndose un poco al suelo por la falta de espacio, seguido de mi madre, mi otro hermano mayor Jack, mi padre y luego yo. Estamos viendo una repetición del Súper Tazón de hace dos años y, aún que todos sabemos que los Baltimore Ravens fueron los campeones, mi padre no deja de brincar sobre el sillón cada vez que un jugador se aproxima al área de anotación. Lo que es nefasto, e incomodo hasta cierto punto. No me he quejado porque sé que mañana partimos para Carolina del Sur y que el único que va a quedarse ahí soy yo. Lo que significa que no veré repeticiones de partidos de Fútbol ni escucharé gritos de parte de mi padre por un largo tiempo. Y no sé para qué he sacado eso en defensa porque, a decir verdad, es algo bueno. Muy bueno.

-Hey, Luke, trae más frituras.-Ben farfulló sin quitar su mirada del televisor.

-¿Por qué yo?-Le dije.

-Porque sí.-Y, como pude me levanté. Hacia un calor infernal y ahora mismo los cuatro ventiladores de plástico encendidos en la sala no eran suficientes. Me ahogaba el sol y el bochorno y la sensación de mi ropa empapada sobre mi cuerpo era simplemente asquerosa. Llegué a la cocina y tomé la bolsa de frituras conmigo para regresar a la sala.

Cuando llegué todos se habían arrimado y el juego había acabado. Escuché a papá decir que desearía que el otro equipo hubiese ganado. Pero no sé qué equipo era porque a mí no me gusta el fútbol.
Le lancé la bolsa de frituras a Ben y él la atrapó con sólo la mitad de los dedos de su mano izquierda. En la televisión otro programa de deportes estaba empezando y todos lucían tan cómodos que decidí no volver a sentarme. En silencio hice camino hasta mi habitación.

-¿Luke?-Preguntó mi madre y sus pequeños ojos coloridos tampoco se quitaban del televisor, ella hablaba con un poco de frituras en los labios.

-¿Sí?

-¿A dónde vas, cariño?

-A mi cuarto, tengo que terminar las maletas.

-Oh.

Y cerré la puerta.
Desde que le había dicho a todos que este décimo primer grado lo estaría cursando en el Astex Center, ellos habían decidido tratarme de una forma tan extrañamente alarmante. Tal vez había sobrevalorado el amor que ellos tenían por mí y la importancia que yo tenía en esta familia porque esperaba que todos estuviesen pasando por una face eufórica donde esconden su tristeza desgarradora con una sonrisa y palabras dulces o de otra forma, ahora sólo podía deducir que no sería extrañado.

Cerré la maleta color guinda y la tiré en algún sitio de mi habitación (que era minúscula). Me tiré en la pequeña cama individual y comencé a imaginar mi nueva vida en el Astex. Amigos, chicas lindas, fiestas. Todo parecía tan lúcido en mi cabeza que me preocupaba que fuera todo lo contrario.
Eran a penas las siete, pero me quedé dormido.