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Trece días saliendo con Amy.

Luke

Ver a Jack y a Phil acurrucados por la mañana a pesar de que se habían dormido separados, me dio demasiada ternura y envidia que tuve que pararme silenciosamente para intentar no levantarlos y salir sin hacer antes algún destrozo. Cuando cierro la puerta recuerdo el por qué de estar aquí. Por qué tener que dormir en el suelo en vez de en una cama. El por qué de tener que empujarme a dormir con otro chico y casi besarlo cuando ambos tenemos pareja. El por qué de no poder dormir. El por qué de estar terminando con mi novia. El por qué de no haberme duchado aún. El por qué de tener las mismas ropas asquerosas con los mismos recuerdos asquerosos.

La puerta de Amy sigue entre abierta cuando me doy vuelta, entonces decido empujarla ligeramente para decírselo de una vez por todas; salga con Michael o no salga con Michael, sienta algo por Michael o no sienta nada por Michael, debía decírselo lo más pronto posible.

Porque es cansado estar conteniendo una mentira.
Quiero decir, ya no quiero fingir que me gustan sus besos. No quiero pretender que realmente me gusta tomarla de la mano. No quiero correr con ella por el campus. No quiero sentarme en rocas sucias con ella a compartir besos. Ya me cansé de las películas de Disney con manoseo incluido. Ya no quiero verla cada tarde porque vamos a tener otra cita. No quiero que me ponga sus píes fríos porque yo también padezco de frío. No quiero cargarla, o besarla, ni abrazarla, ni mimarla, ni hacer otra cosa que no sea como amigos. Lo peor es que ya no vamos a poder serlo. La has cagado por milésima segunda vez, perfecto Hemmings.

La imagen que la puerta mostró fue a un cuarto completamente de pies a cabeza. Había toda clase de dulces, chocolates y frituras tirados en el suelo y sobre las camas. Los botes de como dos litros de helado estaban tirados también en la alfombra, completamente vacíos. Las dos pequeñas pelirrojas con los mismos vestidos de ayer por la noche se encontraban acurrucadas en una misma cama con el mando de la Televisión en la mano. En la pantalla se reproducía una película vieja de Disney y debajo de ella habían como tres cajas de pañuelos vacíos. Se ve que fue una noche dura.

Entré y recogí toda la basura posible del suelo y le tiré en el cesto rosado de la esquina. Le quité el mando de la T.V. a Amy de las manos y apagué la pantalla. Tomé una manta de la otra cama y las tapé a ambas. Para finalizar mi recorrido, le di un beso a Amy en la frente. ¿Cómo podía estar haciéndole esto?

Apagué la luz y salí del cuarto cerrando la puerta detrás de mí.

Mis piernas largas se tumbaron metros a la izquierda de su cuarto en el pasillo cubierto por alfombra. Y con la cabeza entre las piernas comencé a llorar con a penas ganas. Por todo, por lastimar de esta forma a Amy, por engañarla con Michael y ayer casi con Phil, por romperle el corazón sin que ella lo sepa, por no poder terminar con ella, por esconderle cosas, por besarme con chicos a sus espaldas, por dejarla abandonada; comencé a llorar por Phil, por casi arruinar su vida perfecta con Jack, el chico de clavículas marcadas, por haberle hecho tanto daño antes, por rogarle que me dejara dormir ahí, por sentir algo por él durante unos segundos, por ser un maldito; lloraba por arruinar una parte de mi vida con las drogas y el alcohol, por haberme escapado del Astex con mis amigos sin obtener nada a cambio mas que la peor noche de mi vida, por haberme perdido en una estación del metro, por estar sólo, por estar sucio y apestoso, por no haberme bañado en dos días, por tener el sabor de los labios que más odio en mi boca, por estar llorando aquí como tonto en el pasillo de un edificio que no es el mío, por dejar a mi novia ahí adentro; pero más que nada, lloraba por Michael. Por él y sus juegos tontos, por dañarme con cada paso que da, por ser un egoísta, por arruinar su vida y arruinar la mía, por cínico, porque no le importa nada más que él, por adicto y adictivo, y por quererle a pesar de todo eso.

I'm not gay::muke {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora