45.

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Luke.

Michael me tomó de la mano. Esta noche era una de las mejores, para ser honesto. Y escucharlos a todos reír como si fuésemos una famila, me hacía asimilar el hecho de que Ashton Irwin les parecía un tipo guay a todos. Quiero decir, hasta a mí podía parecerme guay. El chico bisexual con sonrisa contagiosa. Sonaba agradable, a decir verdad. Y no había hecho nada por acercarse a Michael o tirarme en cara que se había besado con él.

Que todos estuviesen felices me hacía muy feliz a mí. Como si todo estuviese tranquilo y el aire no fuese mas humo. Como si respirara sonrisas, como si por fin hubiésemos entendido el concepto de estar realmente vivos.

La parte más adorable era cada que Michael me regalaba un beso inocente o simplemente presionaba sus labios en mi mejilla. Tenerlo junto a mí durante el camino hacia la cafetería, me hizo olvidar lo mal que el estúpido lápiz labial barato me estaba haciendo sentir. Ya lo había sentido antes. Hablo de los ojos de Michael a la luz de la Luna. Me llevaban a un universo nuevo, con diferentes colores y diferentes paisajes para querer visitar. Y no había otra forma de describirlo, Michael era un universo; el universo donde quería habitar para siempre. En las mañanas lluviosas, en los días de viento, en las tardes de otoño y aquellas noches largas de verano. Porque no me molestaría en absoluto tener que despertar perdido en una nueva galaxia, porque no estaría perdido realmente, estaría en casa.

Llegamos a la cafetería, (sorprendentemente aún abierta) y una adolescente alta y morena que parecía ser último año, nos atendió. No sabía si sentirme mal o bien por ella. Me sentiría mal porque tuvo que quedarse trabajando mientras todos los demás estaban en la fiesta o porque nadie la había invitado y no quería ir sin pareja. A la vez me sentí bien porque pudo tomar sus propias decisiones sobre el ir o no ir. Quiero decir, ella no necesita una fiesta para disfrutar de su vida.

-Hola-Habló Ashton Irwin-Uh...¿aún tienes helados?

La chica mascó su chicle tres veces y se giró hacia el refrigerador. Rodó los ojos y asintió con la cabeza.

-Sólo de menta.

Su tono fue seco y grosero. No pude evitar sentirme ofendido. Si iba a estar aquí podía hacerlo de buen humor, no era culpa de nadie que no haya podido estar en la estúpida fiesta.

Por otro lado, ¿menta? ¿Helados de menta? ¿Por qué existían? ¿Eran vendidos al menos? Cuando dijeron que veníamos por helados no hablaba de un helado de menta. Y definitivamente no podía aguantar el mal humor de la chica sólo por helados de menta.

-¿De...de menta?- Ashton Irwin titubeó y pasó saliva fuertemente. Cada vez que la chica abría y cerraba la boca, a todos nos temblaba el suelo. Se miraba tan intimidante. Como si estuviese escondiendo el helado de chocolate en algún sitio para no vendérnoslo.

-¿Los vas a querer o no?-Espetó la chica alta y se escuchó un jadeo ruidoso. Era Amy, molesta porque alguien había ofendido a su...¿novio?

La pequeña chica de vestido azul rió irónica y se acercó para susurrarle algo a Ashton Irwin en el oído. Luego, despacio se encaminó hacia el mostrador negando con la cabeza. Algo iba a pasar, todos lo sabíamos. Algunos dudaron en alejarse o acercarse, pero al final, nos quedamos en nuestro sitio intercambiando miradas confundidas y nerviosas.

-¿Tienes helados de chocolate? -Amy se puso de puntitas hablando con un tono demasiado educado como para ser realmente educado.

La chica infló su goma de mascar y la reventó en las narices de Amy. Ella ni se inmutó, siguió con esa sonrisa que sigilaba el disgusto que estaba conteniendo.

-No.-Contesto seca. -Ya les dije.

-Bueno. -Suspiró la pelirroja rebuscando en los bolsillos de su vestido. Sacó unos billetes y tuvo la decencia de ponerlos en el mostrador. -Entonces quiero seis helados de chocolate, por favor, linda.

I'm not gay::muke {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora