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Diciembre 24.

Luke.

Era la mañana del día antes de Navidad, y cuando creí que nada brillaría más que las luces de nuestro pino barato, Michael entró sonriendo por la puerta de nuestro cuarto.

La regla de "chicas con chicas y chicos con chicos" podía besarnos el trasero a todos nosotros porque no funcionaba cuando todos estábamos de vacaciones.

Por suerte, habíamos hecho un trato semanas antes; todos nos quedaríamos para Navidad y éramos libres de regresar a nuestras casas si así lo deseábamos para año nuevo.
Y todos lo haríamos. Incluso Michael, y nadie a parte de mí había preguntado si se sentía cómodo con eso. Ya sé que todos intentaban respetar su mente desordenada; pero, diablos, era mi novio y necesitaba saber si se estaba sintiendo bien ahí adentro.

Dijo que no quería estar solo y luego cambió de tema.

-¿A dónde has ido, Cliffy? -Cuestioné levantándome de la cama para recibirlo. Froté mis ojos y me detuve un segundo para evitar mareos.

Tiró una bolsa de plástico con algo ruidoso dentro y comenzó a quitarse la ropa de más que había usado debido a la corriente fría de estos meses.

No había respondido a mi pregunta, lo que hizo que me extrañara un poco más.
Quiero decir, se había levantado temprano en vacaciones con un frío tremendo; esto no era muy de él.

Sonreí de lado ante sus mejillas ligeramente rosas por el viento helado. Lucía más abrazable de lo que jamás lo había hecho, y no me mantenía pensando en otra cosa aparte de acurrucarnos entre las sabanas tomando el chocolate caliente maravilloso de la cafetería.

-Hola. -Rió y yo me tiré a sus labios ahuecando mis manos en sus mejillas coloradas para acercar más nuestros rostros. No había sabor más dulce y fresco que sus labios. -¿Cuál es tu problema, Luke Hemmings? -Escupió en una carcajada a lo que yo lo miré extrañado.

-¿Mi problema? -Me reí. -Mi problema es que prefiero escuchar tu voz sobre escuchar mi canción favorita, y prefiero el sabor de tus labios antes que aquel chocolate maravilloso de la cafetería. Mi problema justo ahora es que me gustas demasiado.

Las mejillas de Michael estaban un poco más encendidas que antes y sus ojos se encogieron como hacían cuando reía con aquel brillo peculiar.

Nada podía brillar más que sus ojos cuando reía, y cuando yo era la razón, me fascinaba.

-Te quiero.

Nunca creí poder encontrar comodidad en una voz.

-Te quiero demasiado.

-Yo también. -Se acercó más a mí, si es que era posible, y nuestras narices se rozaron. Maldito chico cursi. -Sólo quiero que lo sepas, ¿vale? -Asentí. -Casi nunca te digo cómo me siento porque nunca parezco encontrar las palabras para describir algo tan grande y todo se hace un enorme y maldito nudo en mi cabeza...pero te quiero demasiado, Luke.

La ansiedad había recorrido mi cuerpo. Pero era una ansiedad tranquila, si es que existía.

No, no. No había ansiedad tranquila. Era más bien como un miedo absurdo. ¡Sabía que no tenía que temerle a esto pero le temía y no podía hacer una mierda para repararlo!

Temblaba con el sólo pensamiento de decir que yo ya me estaba enamorando y no ser correspondido.

Entonces lo guardé todo relativamente bien en mi pecho y crucé los dedos para que no notara el sudor en mi frente o los latidos acelerados de mi pecho.

I'm not gay::muke {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora