I'm not gay::muke {editando}

32.

Dos semanas "saliendo" con Amy.

Luke

-Michael, para,-Aparté la vista de los papeles en mi cama. Estaba estudiando, como últimamente había estado haciéndolo para escapar de todo lo que venía ocurriendo.

Rechacé a Michael. Sí, lo había rechazado. Ni siquiera sé que pensaba, pero probablemente fue lo mejor. No se ha acabado el mundo, ¿cierto?

Estábamos solos en la habitación. Calum había salido a fumar desde hace media hora y hasta ahora no sabíamos nada de las gemelas. Ally seguramente seguiría con su trauma post-rompimiento y Amy seguramente seguiría con el mismo vestido apestoso de varios días porque su hermana no la dejaba apartarse de ella ni dos segundos.
Pero yo sólo supongo.

El sonido de la canción en la que estaba trabajando Michael con su guitarra, me ponía los pelos de punta. Aún seguía molesto porque después de que se había abierto completamente a mí, yo le había dicho que no.
Y tal vez fui muy injusto por hacerle pensar que diría que sí después de toda su charla sobre cuánto me quiere.

No estuve bien, pero tampoco estuve mal.

Los besos de Michael eran los mejores. Y, realmente no sé por qué estoy pensando en esto ahora. Es sólo que sus labios rosados lucen tan bien tarareando su nueva melodía desde la alfombra. Y recuerdo lo suaves que son, desearía probarlos una vez más, cuando todo esté arreglado, tal vez cuando todo termine. Porque sus labios son los mejores que jamás he besado.
No es que haya besado muchas bocas en la vida. Una, dos, tres, cuatro, cinco, ¿mi perro cuenta? Bah' no lo creo.
La primera vez que besé a alguien fue en tercer grado. Yo era un gigante y flacucho Luke con el cabello muy corto para mi cabeza. Y había una niña llamada Lia Holmes. Era pequeñísima y tenía la sonrisa más tierna del mundo, con hoyuelos y todo. No recuerdo mucho de ella porque era demasiado torpe y pequeño, pero tengo memorias de mí escribiéndole cartas cada San Valentín y ella riendo de mi mala letra. Vale, era muy cruel. También aprovechaba cada momento que tenía para hablar con ella y para hacerle dibujos demasiado patéticos. Seguramente eran los documentos oficiales de mi dignidad, porque con ella la perdí toda.
Yo no fui de esos chicos que le tuvieron asco a las niñas cuando eran pequeños, la cosa funcionó al revés, porque ahora que soy grande los chicos me atraen. Irónico, ¿no?
Un día fuimos a un viaje escolar a algún sitio del que no recuerdo ni el nombre. Probablemente hacía mucho calor porque yo llevaba unos pantalones cortos verdes y ella llevaba una camiseta manga corta de los Ositos Cariñositos con su cabello marrón cayéndole sobre los hombros. Todos los niños se bajaron del autobús y yo-que iba al frente-me quedé en la puerta del autobús a esperarla a ella-que iba hasta atrás-.
Entonces miré sus ojitos verdes y pensé que podía besarla. Realmente sólo fue un choque de bocas porque, ¿qué podía saber el pequeño Luke sobre besos?
Lia Holmes-que no sabía si me gustaba porque compartíamos las mismas iniciales o por su personalidad cruel en sí-se separó de mí y de un empujón me tiró a la Tierra. Sus palabras exactas fueron: "Eres muy lindo pero no quiero salir contigo porque los niños que son lindos como un príncipe de pequeños son feos como un sapo de grandes". Y se fue. Y yo me quedé tirado en la tierra.
Mi segundo beso fue en séptimo grado. ¿Conocen esas chorradas de verdad o reto? A pues, vale. A mí también me jodió la vida. A una chica de lentes exageradamente enormes la retaron-o obligaron que es casi lo mismo-a besar al Luke adolescente. Su nombre era Lily Jenks y bueno, llevaba frenillos y toda la frente sudada. Fue horrible porque juro que sentí su lengua lamer mis dientes.
Mi tercer beso fue en un campamento de verano. De los anteriores mencionados este fue el menos desastroso. En ese campamento me encontré con Lia Holmes y su mejor amiga: Lauren Hills. Y me di cuenta de que tenía las mismas iniciales que yo, claro, no antes de que Lia me dijera que, en efecto, no era atractivo.
Lauren se metió a mi cabaña porque estaba loca y nos besamos hasta que su novio entró y casi me mata. Bueno, fue mejor que sentir la lengua de Lily Jenks recorrer mis dientes. Comparado con esa experiencia, los golpes del novio de Lauren-del que desconozco el nombre-eran pétalos de rosa acariciándome.
El cuarto fue en un lago al que un chico punk me tiró y después me besó dentro.
Y el quinto fue con Amy frente a la puerta de Phil-que casi se convierte en el sexto-tirados en la alfombras.