Tal vez solo sea un sueño y nada de esto es verdad.
No lo sé.
Se sentía real.
Las humillación, las ganas de llorar, de gritar y mandar todo a la mierda.¿Nunca han querido desaparecer?
Yo lo quería ahora, lo necesitaba.Estaba congelada, no sabía que hacer, ellos seguían en lo suyo, yo solo podía observar, mis lágrimas salían. Me paré despacio y me alejé de ambos, lo lograron; ¿Querían hacerme sentir menos? no lo sé, pero eso siempre trataban de lograr, lo lograron, todas esa burlas que hacían hacia mí continuarán... no sabré hasta donde podían llegar pero no veo su límite.
Mis ojos no se podían sentirse más hinchados, no hacia ruido pero si botaba muchas lágrimas, me sentía destruida por dentro, ya no quería nada, todas esas palabras que decía ser verdad... resultaron falsas.
Al llegar a casa solté un largó suspiro, entré y se podía escuchar música del cuarto de mi mamá; lo ignoré.
Subí a mi cuarto, dejé mis cosas y busqué mi cúter rojo entre mis cosas, no habría otra solución.
Empecemos ... 1; 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9; 10.
Con eso terminé, mi brazo sangraba y se hinchaba, estaba rojo. Me senté en el baño de mi habitación a llorar.
*Te lo advertí, lo único que no quería es estar así.*
Lo siento.
*No te diculpes, es culpa de ambas.*
Te debí hacer caso cuando me lo dijiste.
*Maddie, no.*Soy una completa estupida.
Al salir del baño me senté en mi cama a cubrir mis heridas con vendas para que mi madre no viera nada, en frente de mi cama estaba ese espejo que de pequeña me daba miedo por ver sombras, pude ver mi maquillaje corrido, eso fue aún más penoso.
-Bueno ya me voy. -entró la fabulosa Jennifer James con un vestido con largó dorado con brillos o algo parecido, su cabello hacías un costado, sus labios rojos cual carmín me recordaba a "La Bella Durmiente" -Mi amor, ¿Qué pasó? -entró al verme así, se sentó en mi cama.
-Mamá, nada. -ella acarició mi cabello y limpió mis lágrimas.
-¿Qué te pasó? ¿Por qué lloras? -ella se quitó sus tacones para acomodarse mejor.
-Nada mamá, solo cosas sin importancia. -mi voz era la más baja del mundo, tenía todo destruido.
-Hija, sabes que puedes contar conmigo cuando quieras. -ella suspiró y sonrió.
-Gracias.
-¿Qué tal en tu cita? vi tu nota. -¿Lo tenía que decir?, lloré todo lo que pude y ella solo me abrazaba -Lo siento no debí preguntar.
-Me usó mamá. -lloraba en su hombro desnudo -No sé por qué, yo no sé mamá, estoy destruida, mamá él me gustó desde pequeña y ahora que salimos me utiliza.
-Maddie. -ella suspiró -No es el fin del mundo. Esas cosas pasan, a mi me pasó también, pero recuerda que tú no debes derramar lágrimas por nadie.
-No lo entiendes.
-Tal vez no. Pero jamás llores por nadie, nadie merece tus lágrimas. -miró su celular la cual tenía una llamada.
-¿Contestarás?
-Nada me quitará un momento para ti.
-Gracias, ¿A dónde vas? -dije con hilo de voz, ella sonrió y me abrasó aún mas.
-A donde iba mi vida, ya no iré, quiero estar contigo. -se comenzó a quitar sus aretes.
-¿A dónde?