Oler su aroma, escuchar su voz, su risa, sus ojos aveces mirando al día gris de invierno.
-No lo creo, eres muy exagerado. -ella río y volteó, quedar frente a frente, miré sus labios rosas y luego sus ojos azules, era hermosa. ¿Besarla? Cometería un error sería muy apresurado.
-Tú eres más lindo. -ella sonrió y bajó un poco su cabeza, bese su frente, juntamos nuestras narices y sonreímos.
-¿Más que tú? -reí -No lo creo.
-Eres un idiota.
-Quieres a este idiota. -ella se separó de mí y a caminar acomodando su cabello.
-Sip. -salto como un niña.
-Y yo te quiero a ti. -besé su mejilla.
Maddie Medina
Sus besos eran tiernos, tenía ternura en sus ojos, no parecía mentir, tampoco tenía que confiar tanto.
Al estar cerca no se si besarlo, creo que hubiera sido muy rápido y me hubiera dañado a mí misma.
-Eres muy tierna. -me volvió a abrazar al entrar al colegio le quité mi mochila y él intentó quitármela de nuevo.
-Basta. -él sonrió y me abrazó.
-Te ves muy linda enojada.
-Para ti siempre me veo linda. -colgué mi mochila en mi espalda.
Harry Gómez
-Siempre lo eres. -ella arrugó un poco su cara y sonrió.
-Hola Gomez. -pasó Miranda sonrió y moviendo su mano de un lado al otro, le devolví el saludo, no se acercó.
-Me enteré que terminaron. -dijo Maddie un poco triste -Debes estar triste.
-¿Me ves triste? -caminamos hasta el salón.
-Bueno no, ¿No lo estas? -tan inocente.
-No, creo que ya esa chispa que teníamos se apagó. -reí un poco y ella miraba al suelo.
-Bien ahí. -Carlos gritó y ambos reímos.
-Pensaba que seguirías dolido por todo.
-Creo que yo la hice feliz en ese momento, ella me hizo feliz también, pero seguir engañándonos sobre nuestros sentimientos es algo tonto.
-Tienes razón.
Brad Gómez
Al despertar tenía el cuerpo pesado.
No sabia porque, sentía un dolor en la garganta, me dolía la cabeza. Al pararme me caí.-¡Margarita! -grité y ella vino en 5 segundos.
-Señor. ¿Estuvo tomando? -ella río.
-Mala, estoy cansado. -intenté pararme y echarme en mi cama -Hoy no iré a trabajar, estoy muy cansado, me siento mal. -ella tocó mi frente y asintió.
-Tienes fiebre. No quiere llamar a su novia para que lo venga a cuidar. -ella sonrió.
-Tal vez más tarde ¿Te cayó bien? -ella asintió.
-Es una señorita muy linda, aparte que se ve humilde.
-Es hermosa.
-Lo es, me recuerda a la señorita Raquel, que en paz descanse, por lo rubia que es ¿Tiene debilidad por las rubias? -ambos reímos.
-Tal vez.
-Mejor le traigo algunas pastillas para que este mejor.
-Gracias. -ella salió de mi habitación