Belle.
Atticus me mira sorprendido, sus mejillas se colorean de un rosado gracioso, parece una fresita. Él duda un poco, pero finalmente termina comiendo el algodón que le brindo.
— Saben diferente. — dice, afirmando mi teoría, por ende, suelto una risita.
—Te lo dije— declaro, pasando a ver al frente para encontrarme con un par de columpios. Pasando a ver a Atti de nuevo, juego un poco con mis dedos antes de hablar. —Atti, ¿podemos... — No me atrevo a terminar la frase; sin embargo, señalo los columpios, esperando que mi amigo entienda.
Él enarca una ceja, para después mirar en dirección a los columpios. Me mira por unos se segundos y finalmente, se encoge de hombros asintiendo.
— Vamos, de todos modos, tenemos tiempo de sobra. — dice, tomando mi mano y entrelazándola con la suya.
Una sonrisa se dibuja en mis labios y comienzo a arrastrarlo al lugar rápidamente. Atticus no se queja, bueno, él nunca lo hace cuando lo hago, de todos modos.
Me subo a uno de los columpios rápidamente, para seguidamente, comenzar a mecerme como puedo, logrando alzar los pies poco después, balanceándome. Atticus, por el contrario, se queda mirando en silencio como siempre, mientras come su algodón de azúcar.
Por un momento creo que va a quedarse parado ahí, pero contrario a mis pensamientos, él se sube segundos después al columpio desocupado a mi lado, balanceándose lentamente con los pies. Por ende, dejo que el columpio se detenga un poco, devolviendo mis pies al suelo para esta vez, mecerme lentamente, pudiendo verlo a la hora de hablar.
— ¿Qué tal te va en la escuela, Puppy? — pregunta, mirándome. Atticus nunca deja de mirarme cuando conversamos, así como siempre está escuchándome, incluso si a veces habló demasiado.
¿Como lo sé? Puesto que, ocasionalmente responde a algunas de mis palabras y, en algunos casos, me recuerda cosas de nuestras conversaciones anteriores que no sabría si no hubiese prestado atención.
—Uh, bueno, quitando al chico malo, suele irme bien, le agrado a mis profesores y me gustan mucho la mayoría de las clases. Amo ayudar y saber que un día podré hacerlo con todas las letras, me hace muy feliz. — admito, dibujando una sonrisa feliz por mis sinceras palabras. — Aunque... Admito que, en la mañana, no tenía muchas ganas de ir, t-tenía miedo del chico malo. — hago una pequeña pausa al admitirlo en voz alta, pasando a ver mis pies—Gracias por defenderme. — murmuro, esperando que mi amigo pueda oírme.
Solo espero que ese chico no vuelva a molestarme, no me gustan los problemas, no me gusta que me traten mal o me griten. Y a veces no me gusta eso, ser tan sensible por todo, alguien me grita y a menos que esté enojada, siento ganas de llorar, me empujan y a pesar de que se defenderme, me siento tan mal que solo me escondo.
Uh, tal vez, debería madurar un poco.
Soltando un suspiro, paso a ver a Atti, él al principio decía que era molesta, supongo que eso también entra en mi comportamiento, y entonces, no puedo evitar llamarlo.
—Atti... — cuando obtengo su atención, vuelvo a hablar. — ¿Tú crees que debería cambiar mi forma de ser?
Él frunce el ceño, mirándome extrañado.
— ¿Y por qué harías eso? — cuestiona. — ¿Alguien te ha dicho algo? ¿Fue él imbécil ese que te molestaba? — sus bonitos ojos grises brillan, ahora, enfadados.
Él parece tan enojado por mi pregunta... ¿Por qué? Quiero decir, ¿No era él quien me consideraba molesta al principio? ¿Por qué luce tan enfadado ahora?
ESTÁS LEYENDO
Una dulce adicción (#1 GEMELOS EVERETT)
Teen FictionUNA DULCE ADICCIÓN (Antes llamada "ADDICTION") Atticus es tan adictivo, como peligroso. Una bomba que puede estallar en cualquier momento. Belle es tan dulce, como adictiva. Un dulce bombón de azúcar capaz de alegrar tu día. Y Atticus ama los dulc...