Capítulo 40: Esta bien llorar si la noche da miedo.

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Belle.

Mordí mi labio con la preocupación creciendo en mi interior lentamente. Había pasado todo el día de ayer ocupada con asuntos escolares y el día de hoy estaba demasiado ocupado con lo mismo. Estamos a finales de octubre y los exámenes, así como también los trabajos me tenían atrapada. No había podido visitar a Atticus, ni a nadie en el centro y aunque sé que ahora mi amigo tiene a Scorpius, a Jimin, y otras personas que pasan tiempo con él, aun así, no puedo evitar preocuparme por él. Así como tampoco puedo evitar extrañarlo o pensar en él.

Cuando pienso en Atticus, algo en mi crece y se siente diferente. Mi corazón se llena de una calidez suave que me llena y se siente como el agua tibia después de una fría nevada. Estar con él se siente como una taza de chocolate caliente en medio de un día lluvioso. A su lado me siento bien, me siento contenta y

Nunca pensé que comenzar a gustar de alguien se sintiese de esta manera. Es tan bonito. Es tan hermoso que quisiera que el sentimiento se preservara y jamás se fuera. Gustar de alguien, querer a alguien es un sentimiento mágico. Es hermoso y especial.

En el momento en que lo sientes, puede parecer que todo es extraño y confuso, puede parecer que quizás nada saldrá realmente bien, pero también al mismo tiempo piensas que todo saldrá increíble. Piensas que mientras estes al lado de esa persona, todo irá bien, porque ante tus ojos esa persona brilla. A mis ojos, Atticus brilla. Brilla tanto como lo hacen las estrellas durante una noche limpia y despejada, a pesar de que él diga lo contrario y crea que cada vez se está hundiendo mas en su oscuridad, yo puedo notar que no es así.

Él se dice así mismo una mala persona, pero yo veo a alguien bueno. Cuando lo miro a los ojos, no veo al monstruo que dice que es, sino que, por el contrario, veo a un chico dulce. Un hombre con una apariencia intimidante y una personalidad arisca que oculta un corazón de oro.

Un gran tipo dulce al que le apasionan los romances de las novelas, los misterios policiacos y que es un gran fan de Sherlock Holmes. Un hombre al que no le importa meterse en problemas con tal de ver a las personas que quiere seguras y que los defiende como una mamá gallina ante cualquier situación que los perjudique. Un chico que es un gran tonto mientras juega como un niño, que ama bailar y comer todo tipo de dulces o postres caseros, pero que odia con su alma comer zanahorias. Alguien que es tan inteligente como para sumar rápidamente una cifra de grandes números y tan sensible que es capaz de llorar con tan solo sentir la calidez de un abrazo cariñoso y el suave candor de un sincero: Te quiero.

Atticus, mi mejor amigo y él chico que me gusta, es solamente una buena persona a la que pasaron cosas malas y que, en consecuencia, tomo malas decisiones. Pero no es una mala persona o una basura como suele llamarse ocasionalmente.

Con una sonrisa en mis labios, deje de lado mis deberes y tome mi celular. Busque la aplicación de mensajería, esa que ya nadie usa salvo los cobradores de banco o spam ocasional de las compañías telefónicas y presione el nombre de mi amigo. Al instante en la pantalla se mostró nuestra última conversación.

No pude evitar reír, la ultima respuesta fue la mía deseándole una buena noche a Atticus después de que el me mandara a dormir amenazando con no dejarme entrar a su habitación de nuevo y tan solo porque le dije que lo quería. Atticus probablemente estuvo avergonzado en ese momento, él suele ponerse nervioso con las muestras de afecto o palabras cariñosas.

Teclee rápidamente un saludo seguido de una pregunta tonta, sin embargo, lo borre rápidamente y busque el icono de llamada.

Inhalé profundamente sintiéndome inesperadamente nerviosa y lo llamé.

Un tono, dos tonos, tres tonos... Y el finalmente contestó.

—¿Qué haces despierta aun, puppy? — preguntó como saludo. Su voz sonando baja y algo nasal.

Una dulce adicción (#1 GEMELOS EVERETT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora