Atticus.
¿Por qué de todos los lugares tengo que volver a este? Luego de tres semanas, he regresado, ¿Como?
Me he metido en problemas, me han pillado en una fiesta, drogado y ebrio, y viendo como dos imbéciles se peleaban hasta casi matarse.
Por supuesto, lo mejor para la policía, aun cuando tengo veinte años es llevarme a casa de mis padres, en donde obviamente están mis padres y, sorpresa, uno de mis tíos. Él hermano de mamá, un hombre difícil de tratar y bastante serio. Alguien que me odia por el simple hecho de existir.
Y bueno, como es obvio, después de los gritos de mi padre que me recalcaban que yo ya no tenía salvación, decidieron traerme a rehabilitación, de nuevo. Y no a cualquier lugar, sino que al maldito centro del que me había escapado.
— Bueno, pues no entiendo porque demonios tengo que estar aquí. — digo acostado en la cama de la habitación con la voz temblorosa. — Estoy bien. Y-yo... Yo puedo mejorar, pero no aquí. — miró a mamá.
Sus ojos me miran con tristeza y su rostro está cansado, a sus cuarenta años, se ve más vieja de lo que realmente es.
La quiero, y mucho, pero no puedo evitar que una profunda rabia y resentimiento me llenen cada vez que la miro a la cara.
Porque sé que también es su culpa todo lo que nos pasó a mi hermano y a mí.
— Quiero ir a casa. Mamá, déjame volver a casa, yo mejoraré, dejaré esto. Lo prometo. Si estoy contigo yo voy a poder—
—Mentiras. —sisea mi tío a su lado. — No le creas, Anne. Solo esta manipulándote.
Fruncí el ceño, tragándome las lágrimas y la desesperación. — No es verdad, yo no estoy—
—Lo haces. — me interrumpió el hombre. —Estas tan desesperado por salir para tener más droga, que haces hasta lo imposible para irte.
— ¡Cállate! — le grite, sintiéndome molesto por sus palabras.
Joder, yo sólo no quiero estar aquí. En este lugar. Solo quiero volver a casa con mamá... Se que no volveré a drogarme... Yo...
«Mentiras.», algo susurra en mi mente. Y sé que tiene razón.
— Volverás a caer en cuanto salgas. — asegura tío Félix, con una mueca de superioridad mientras me mira con lo que reconozco como desprecio.
Él tiene razón. Volveré a caer en cuanto salga. No soportare estar sin droga y volveré a caer. Es un círculo vicioso, incluso si trato de evitarlo, siempre pasa.
— Estas tan diferente. — escucho murmurar a mamá al borde del llanto. Aquello no hace más que romperme el corazón. — Estas tan cambiado desde que «él» murió... — se lamentó. —Desde que Scorpius se fue.
—¡No pongas su nombre en tu boca! —le grite, sintiendo la rabia llenarme.
—¡No le grites a tú madre! —mi tío me gritó de vuelta.
Los miré, furioso.
—No puedes dejar ir el pasado, lo entiendo, pero esta no es la forma, nunca lo fue, Atticus. —dice mamá, suavemente. La tristeza impregnando su voz.
Apreté los labios, ignorando su mirada.
Dolían, sus palabras realmente dolían. Como si miles de agujas se clavaran en mi corazón rápida y repetidamente, sin descanso alguno. Pero escucharla y mirarla me hacían sentir tan enfadado al mismo tiempo, tan molesto que...
Maldita sea. No puedo seguir.
Mis ojos se nublaron por causa de las lágrimas que amenazaban con caer. Porque sé que tiene razón y también sé que tratar de superar la muerte de mi gemelo es lo más difícil del mundo.
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Una dulce adicción (#1 GEMELOS EVERETT)
Ficção AdolescenteUNA DULCE ADICCIÓN (Antes llamada "ADDICTION") Atticus es tan adictivo, como peligroso. Una bomba que puede estallar en cualquier momento. Belle es tan dulce, como adictiva. Un dulce bombón de azúcar capaz de alegrar tu día. Y Atticus ama los dulc...