Capítulo 6

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Apenas eran las diez de la mañana pero Keiji no veía el momento de volver a casa y poder olvidarse del mundo por unas horas. Sentado en las gradas de la pista de atletismo, esperaba su turno para hacer su salto de altura sin prestar mucha atención al resto de compañeros.

Por primera vez en mucho tiempo tenía gente a la que podía considerar amigos pero él solo se estaba encargando de alejarlos comportándose como un desquiciado. Aún notaba la vergüenza en su estómago al recordar su reacción por un par de bromas estúpidas. Keiji apretó los puños clavándose las uñas en las palmas de las manos. Esa mañana había tenido suerte, pero su suerte no iba a durar para siempre. Keiji estaba seguro que no se habría atrevido a hablar de nuevo con los de segundo si el entrenador Yamiji no hubiese tenido que cambiarlo por Hanabayashi.

El profesor de Educación Física llamó su nombre. Keiji se sacudió el pantalón del chándal nada más levantarse e hizo cola con cuatro compañeros de clase más.

Keiji había creído firmemente que Bokuto-san era invencible. El resto del equipo parecía acostumbrado a lo que habían bautizado como "Modo Emo". Viéndolo hecho un ovillo en el suelo, Keiji no sabía qué pensar. Quizá había sido demasiado rápido al juzgar que, porque Bokuto-san siempre parecía estar entusiasmado eso significaba que no tenía ningún tipo de preocupación.

El sonido del silbato lo sacó de su ensimismamiento. Era su turno. Keiji respiró hondo y dejó la mente en blanco antes de empezar su carrera de aproximación. Keiji contó cuatro pasos antes de curvar la carrera preparándose para la batida. Con su pierna izquierda se dio impulso y antes de darse cuenta sus pies habían dejado de tocar el suelo.

El salto apenas duró un instante, pero al dejarse caer de espaldas sobre la colchoneta, todo el mundo parecía reír de una broma de la que no habían querido hacerlo partícipe. Keiji clavó la mirada en el suelo.

–Alguna ventaja iba a tener saber abrirse de piernas. –Keiji no fue capaz de discernir quién había hecho el comentario pero tampoco importaba demasiado.

Las risas lo siguieron hasta las gradas. Quizá había sido esperar demasiado que sus compañeros de clase lo ignoraran ad eternum con los rumores de que era gay circulando sin control. Keiji estaba demasiado acostumbrado a ese tipo de comentarios como para dejar que lo afectaran tan fácilmente. Sin mucho ánimo volvió a sentarse en el mismo rincón de siempre. Al menos podrían intentar ser algo más originales con los insultos.

El profesor de Educación Física dio por terminada la clase en cuanto el último grupo terminó de saltar. Keiji se quedó sentado en las gradas hasta que la mayoría de sus compañeros de clase ya habían abandonado la pista de atletismo. Cuando al fin llegó al vestuario, el vapor de las duchas lo habían convertido en una sauna. Keiji apenas estuvo allí el tiempo indispensable para abrir la taquilla, sacar su bolsa de deporte y colgársela al hombro.

Sin prestar demasiada atención a su alrededor, subió las escaleras y se encerró en los lavabos del segundo piso. Las aulas de segundo quedaban justo al otro lado del pasillo, así que esos lavabos solían estar tranquilos. Hubiese preferido mil veces darse una ducha pero al menos esa mañana no había sudado demasiado. Sus toallitas húmedas iban a tener que bastar. Sin ningún miramiento, se quitó la sudadera y la camiseta a la vez y las dejó sobre la pica.

Keiji notó como estaba a punto de escapársele el corazón por la boca al oír el golpe seco de la puerta al abrirse. Lo último que necesitaba eran más rumores corriendo por el instituto. Su primera reacción fue asegurarse que su bolsa de deporte estaba segura entre sus piernas. Sin mucha ceremonia, sacó su camisa y se vistió lo más rápido que pudo. Estaba algo arrugada pero tampoco era nada dramático. En su prisa, fue incapaz de mantener el pulso firme para abrocharse los botones.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora