Capítulo 14

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Keiji tenía la impresión de estar llevando las cosas demasiado bien. Era extraño ver a su novio desmoronarse cuando él apenas había sido capaz de procesar lo que había pasado. Tenía la impresión de estar viendo una película; como si la última hora y media de su vida le hubiese pasado a otro Keiji y él sólo fuera un espectador más. Quizá con el paso de las horas sería capaz de asumir que era su cuerpo el que había sido asaltado pero en ese momento no era capaz ni de sentir el dolor. El taxi se detuvo delante de la puerta de urgencias.


Keiji palideció al reconocer el nombre del hospital.


El entrenador Yamiji los guió hasta el interior y los dejó en la sala de espera mientras se encargaba del papeleo. Con un poco de suerte, la enfermera que se encargaba del triaje no reconocería su apellido. Keiji suspiró. No sabía a quién estaba intentando engañar. No era como si Akaashi fuera un apellido tan corriente.

–¿Estás bien? –Bokuto-san se lo quedó mirando, la preocupación dibujada en su rostro.

–¿No había otro hospital? –Keiji gimió hundiendo el rostro entre sus rodillas.

–Era el que nos quedaba más cerca. –Era fácil darse cuenta que Bokuto-san no entendía dónde estaba el problema de Keiji.

–Keiko trabaja aquí.

Keiji no recordaba si ese era uno de los días que tenía turno o si sólo estaba de guardia. Con un poco de suerte los llamarían antes de que Keiko se enterara de que estaban allí y tendría unas cuantas horas más para decidir qué iba a explicarle.

–¿Keiko? –El cerebro de Bokuto-san parecía estar procesando la información al ralentí–. ¿T-tu hermana Keiko?

–Sí, la única que tengo –contestó Keiji sarcástico.

–¡Lo siento! Si lo hubiese sabido

–Antes o después iba a enterarse. –Keiji no pudo evitar reírse al ver la cara de pánico de su novio.

–Perdón por preocuparme. –Bokuto-san le dio un golpecito en el brazo. Su cara dibujó una media sonrisa, como si no acabara de saber qué hacer.

–Me gusta verte reír. –Keiji se dejó caer contra su pecho–. No necesito que empieces a andar con pies de plomo a mi alrededor.

–¿Sabes que eres increíble? –Bokuto-san enlazó los dedos meñique de ambos.

–No, sólo sigo en estado de shock.

–Eso sólo significa que eres aún más increíble.

–Si tú lo dices. –Keiji negó con la cabeza.


No habían pasado ni diez minutos cuando una enfermera lo llamó por su apellido. Keiji se levantó arrastrando a Bokuto-san con él. En su pensamiento sólo podía repetirse una y otra vez que no quería que lo atendiera Keiko. La enfermera abrió la puerta de un pequeño office.

–El médico vendrá enseguida, Akaashi-san –la enfermera se despidió cerrando la puerta tras de sí.

Keiji no pudo evitar clavar la mirada en las paredes verde manzana. No le hubiese extrañado nada descubrir que lo habían decorado siguiendo las normas del Feng Shui. La música de fondo tenía que ser de algunos de esos recopilatorios de música clásica. Las horribles sillas de plástico las habían cambiado por butacas algo más cómodas.

–Polipiel –dijo Koutarou acercando las dos butacas y acomodándose en una de ella–. Somos clientes VIP.

–Eso parece. –Keiji se sentó a su lado y apoyó la cabeza contra el hombro de su novio–. Sólo quiero irme a casa.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora