El año anunciaba ser divertido. No es que Koutarou hubiese conseguido que Akashi participara demasiado en sus conversaciones pero aún no le había dicho que no cada vez que le pedía quedarse un rato más después de los entrenamientos.
–Te has ido a encaprichar de uno bien rarito. –Konoha se sentó a su lado–. ¿Te puedes creer que nos dijo que no le importaba entrenar con una estrella? Aún me estoy riendo.
–Ya –Koutarou contestó ignorando a Konoha, demasiado absorto mirando por la ventana.
Aún quedaban diez minutos para que sonara el timbre pero ya había gente en la pista de atletismo.
–¡Oh! ¡Es verdad! La clase de Akaashi tiene Educación Física a esta hora. –Konoha se apoyó contra su pupitre–. ¿Le vas a pedir salir? Dicen que es gay.
–Creo que no le caigo demasiado bien. –Koutarou frunció el ceño.
Koutarou no acababa de entender porque Akashi aún no le había puesto alguna excusa estúpida como el resto del mundo. No era como si ganara nada quedándose con él después de los entrenamientos.
–Nos dijo que se lo pasaba bien entrenando contigo. –Konoha se encogió de hombros–. No tendría por qué mentir.
–¡¿En serio?! –Koutarou se giró.
–A mí no me mires, yo tampoco lo entiendo.
Parecía que a Akashi le gustaba ese rincón de las gradas. El lunes anterior se había sentado exactamente en el mismo sitio mientras esperaba a que empezara la clase.
–¿Lo que te has dado cuenta que siempre está solo? –preguntó sin apartar la vista de las gradas.
La última semana no había podido evitar seguirlo con la mirada cada vez que se cruzaba con él. Aún esperaba poder ver algún tipo de expresión en su rostro pero a veces casi parecía más una muñeca de porcelana que una persona de verdad.
–No le presto tanta atención pero si tanto te preocupa, ¿Por qué no lo invitas a que venga a almorzar con nosotros?
–¡¿Por qué no lo había pensado antes?! –Koutarou se levantó.
–¡Ahora no! –Konoha lo agarró del brazo y lo obligó a sentarse de nuevo–. Puedes ir después de clase.
La puerta del aula se abrió silenciando a todo el mundo. Koutarou suspiró impaciente. Las clases de mates siempre eran las peores e iba a ser imposible que pudiera concentrarse. En lo único en lo que podía pensar era en la respuesta de Akashi. Tenía que parecer idiota sonriendo mientras la profe explicaba como calcular el radio de una circumferencia. Los de primero estaban corriendo la Course Navette y Akashi volvía a ir en cabeza.
Koutarou huyó nada más oír el timbre y bajó las escaleras de dos en dos hasta el piso inferior. Había bastante gente por los pasillos pero nadie que se pareciera a Akashi. Koutarou empezó a esquivar gente y se asomó clase por clase intentando encontrarlo. Hacía una semana que practicaban juntos cada tarde, pero Koutarou no había pensado en preguntarle en qué clase estaba. Sólo le quedaba mirar en la última clase del pasillo cuando lo vio sentado en un pupitre al fondo, leyendo un libro ajeno a todo.
–¡Hey! ¡Hey! ¡Hey! –Koutarou gritó sin importarle que pudiera estar molestando–. ¡Akashi!
–Buenos días Bokuto-san. –Akashi suspiró alzando la vista del libro que tenía entre sus manos–. Sigue siendo Aka-a-shi.
–Akaashi. –Koutarou saboreó el nombre marcando la segunda "a"– ¡Akaashi! ¿Quieres venir a almorzar con nosotros? Konoha, Komi, Saru y yo nos juntamos en la terraza. Antes también se venía Washio pero el traidor prefiere estar con su novia.
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First Love
Fiksi PenggemarQue Akaashi estuviera allí tenía que ser una señal. Ni siquiera había tenido que intervenir para que se uniera al club. -¿Quién le ha parecido mono? -Saru se unió a la conversación. -Nadie -Koutarou gruñó. -Ha sido un flechazo -Konoha no tardó en an...