Capítulo 18

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 Koutarou saltó de la silla nada más oír el timbre. Aún tenían media hora hasta que empezaran los entrenamientos pero primero tenía que pasar a buscar a Akaashi por su clase. Konoha seguía sentado en su asiento y ni siquiera había empezado a recoger sus cosas, demasiado entretenido mirando su teléfono móvil.

–Konoha, ¿no vienes? –preguntó Koutarou.

–Es Fumiko. –Konoha frunció el ceño.

–¿Ha pasado algo?

–No lo sé. Voy a intentar llamarla. Ve tirando y ahora os alcanzo.

Koutarou se despidió con un gesto de cabeza. Konoha llevaba un tiempo medio peleado con su prima, después de que se negara a entender que su novio era un hijo de puta. Koutarou conocía lo suficiente a Konoha para saber que lo que pasaba era que estaba preocupado. Koutarou también lo estaría, sabiendo el tipo de tío que era Umehara en realidad. Lo único que esperaba era que Fumiko estuviera bien.


Koutarou corrió pasillo abajo esquivando gente y bajó las escaleras de dos en dos. Cada día que pasaba, era un día menos para que Akaashi se les pudiera unir en los entrenamientos. Koutarou echaba mucho de menos los pases de su novio. Hacía casi dos semanas que no se quedaban entrenando hasta tarde y la falta de actividad lo estaba volviendo loco. A veces no entendía cómo había conseguido sobrevivir sin Akaashi toda su vida.

–¡Akaaaaashi! –gritó nada más abrir la puerta de la clase–. ¡Te he echado de menos!

–Buenas tardes, Bokuto-san. –Akaashi terminó de guardar sus libros en la mochila sin ni siquiera mirarlo.

Koutarou frunció el ceño. Akaashi siempre le contestaba con un suspiro exasperado. Era fácil ver que su novio estaba a la defensiva. Incluso Mizuno parecía estar más retraída de lo normal.

–Les doy dos días.

Koutarou se giró nada más oír el comentario. Nadie tenía derecho a juzgar su relación con Akaashi y no tenía intención de soportar las idioteces del imbécil de turno.

–Bokuto-san, será mejor que no vengas a buscarme más –dijo Akaashi.

–¿Por qué? –preguntó sin entender nada.

Koutarou notó un nudo en la garganta al ver la expresión en el rostro de su novio. Koutarou odiaba la máscara de impasibilidad tras la que Akaashi se ocultaba cuando necesitaba huir del mundo.

–Es molesto. –Akaashi se levantó colgándose la mochila al hombro.

–Oh, así que ahora vamos con la táctica del puercoespín. –Koutarou no dejó que las palabras de su novio lo afectaran. No era la primera vez que Akaashi arremetía contra él cuando tenía la impresión de que las cosas empezaban a escaparse de su control.

–¡Sigo pensando que deberías decírselo! –gritó Mizuno antes de que Akaashi cruzara la puerta.

–No es asunto tuyo. –La mirada que Akaashi le lanzó a Mizuno antes de desaparecer le hizo sentir escalofríos.

–¡Akaashi! ¡Espérame! –Koutarou corrió tras él–. ¿De qué habla Mizuno? ¿Contarme el qué? ¡Akaaaaaaaashii!

Su novio casi había llegado hasta la entrada del instituto cuando Koutarou al fin consiguió alcanzarlo. Sin ningún miramiento, lo agarró del brazo y tiró de él para obligarlo a detenerse.

–No es nada, Bokuto-san. –Akaashi forcejeó intentando liberarse.

–Contigo nunca es nada. ¿Qué es lo que pasa?

–No quiero hablar de ello. –Akaashi clavó la mirada en el suelo–. Sólo están volviendo a decir tonterías. No es nada que no haya tenido que aguantar antes.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora