Capítulo 12

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Koutarou no podía dejar de sorprenderse por el escaso impacto que la noticia de que él y Akaashi estaban saliendo había causado entre sus compañeros de clase. Mirándolo en perspectiva, no es que las cosas entre ellos hubiesen cambiado demasiado pero eso no significaba que Koutarou no esperara algo más que un "¿pero no estabais saliendo?".

Koutarou no sabía qué responder en esos momentos cuando desde el primer día se había esforzado en poder estar todo el tiempo posible con Akaashi. Incluso antes de empezar a salir, Akaashi y Koutarou iban juntos hasta el instituto. Luego estaba el club de voley y el almuerzo y sus entrenamientos los dos solos todas las tardes. Por las mañanas, era fácil encontrar a Akaashi sentado en la mesa de la cocina, hablando con su madre mientras Koutarou terminaba de arreglarse. Todos en casa, consideraban que Akaashi era una buena influencia en su vida y lo habían acogido como si fuera uno más de la familia.

No eran demasiadas las cosas que habían cambiado en las últimas tres semanas, pero Koutarou tenía claro que las que lo habían hecho eran algunas de sus favoritas. Nunca hubiese podido llegar a imaginar lo táctil que llegaba a ser su novio. La mayoría de las veces, se traducía en pequeños gestos que podían pasar inadvertidos pero que siempre estaban ahí. Incluso cuando estaban en el instituto, dónde Akaashi intentaba ser discreto, su novio parecía necesitar estar en contacto con Koutarou de una forma u otra: fuera un dedo entrelazado, los muslos cuando estaban sentados en la terraza durante el almuerzo o el codo apoyado en el hombro de Koutarou mientras escuchaban al entrenador Yamiji.

Era raro que Akaashi lo dejara besarlo si había gente delante pero a Koutarou no le importaba demasiado cuando era libre de abrazarlo cuando quisiera. El bufido exasperado de Akaashi cada vez que Koutarou lo atrapaba en un abrazo de oso se había convertido en motivo de broma entre sus amigos.

Koutarou estaba convencido que esas últimas tres semanas eran las mejores de toda su vida. Viendo a Akaashi recién salido de la ducha y con el pijama puesto, Koutarou no podía sentirse más feliz.

–Han abierto un Owl Café en Ikebukuro. –Akaashi se sentó a horcajadas sobre Koutarou y rodeó su cuello con los brazos–. Podríamos ir.

–¿Quieres ir al Owl Café? –preguntó Koutarou sin estar muy seguro de qué responder.

–¿Qué tiene de raro? Te gustan los búhos y te los dejan acariciar.

–Los búhos son aves rapaces, no gatos –contestó Koutarou molesto–. Además de que son muy territoriales, es imposible que no estén estresados.

–Ah. –Akaashi desvió la mirada–. Pensaba que sería una buena idea.

–Hey, no es mala idea pero no me gustan esos sitios. –Koutarou lo interrumpió con un beso en la mejilla–. ¿Has ido alguna vez al zoo que hay en Hino? ¡Su aviario es genial!

–No, pero Hino tampoco queda tan lejos. Siempre podemos ir.

–Te va a encantar, ya lo verás. –Koutarou lo abrazó haciéndolos caer sobre la cama.

–Cuento con ello. –Akaashi sonrió dejando que sus manos se aventuraran por debajo de la camiseta de Koutarou hasta llegar a la parte baja de la espalda.

Sus dedos jugueteaban con la cintura de los calzoncillos de Koutarou sin atreverse a ir más allá. Koutarou notó su respiración entrecortada. La anticipación era enloquecedora pero se limitó a esperar. Akaashi atrapó sus labios con un leve mordisco. Koutarou había descubierto que amaba poder besarlo. Daba igual que fueran picos juguetones cuando creían que nadie los veía o sesiones eternas enrollándose encerrados en su habitación. Koutarou abrió la boca y dejó que Akaashi tomara el control. Koutarou lo apretó contra su cuerpo. Notar la erección de su novio contra la suya le hizo gemir desesperado por algo más.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora