Capítulo 16

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La vuelta de Akaashi parecía haber pillado a casi todo el mundo por sorpresa. La gente del insti parecía haberse convencido de que los rumores de que estaba ingresado en el hospital eran ciertos. Koutarou temía que todo estuviera resultando demasiado precipitado pero Akaashi no parecía dispuesto a escuchar a nadie que insistiera que necesitaba tomarse algo más de tiempo.

–¿Va a cambiar algo por quedarme encerrado en casa? –Akaashi se quejó la enésima vez que Koutarou insistió si estaba seguro de volver a clase–. Estaré bien.

–Si tú lo dices –Koutarou suspiró derrotado.

A veces Akaashi podía ser demasiado testarudo para su propio bien. Koutarou quería poder creer sus palabras pero sus ojeras parecían decir otra cosa. La noche anterior se la habían pasado hablando por teléfono hasta las tantas de la madrugada porque estaba siendo una noche complicada.

Koutarou ignoró las miradas que parecían seguirlos a todas partes. No era como si pudiera hacer nada por evitarlo pero tenía que ser estresante para Akaashi ser el centro de atención.

–¿Este fin de semana querrás ir a Hino? –Koutarou preguntó sin tener muy claro si lo mejor quizá era cancelar sus planes.

–Ya tenemos hasta los billetes de tren comprados –Akaashi se lo quedó mirando con el ceño fruncido–. ¿Por qué no iba a querer ir?

–¡No lo sé! –Koutarou notó el rubor en sus mejillas–. Sólo es una idea estúpida.

–Bokuto-san, no es verdad. –Akaashi lo cogió de la mano–. Me hace ilusión ver los búhos reales.

–Dios, sois tan cursis –Konoha cogió a Koutarou del brazo y lo arrastró lejos de Akaashi–. Sé que querrías quedarte aquí con él, pero seguimos teniendo clase.

–Bokuto-san, nos vemos luego –Akaashi se despidió con un aspaviento desde el rellano de la escalera.

Koutarou se dejó arrastrar hasta el segundo piso sin apartar la mirada ni un momento de la figura de su novio.

–Konoha, ¿cómo puedo quererle tanto? –murmuró nada más perderlo de vista.

–Estaba convencido que era imposible estar más pillado por alguien pero sólo vas a peor –Konoha gimió.

–Pero es que no hay nadie mejor que Akaashi –Koutarou murmuró.

–Lo sé, sólo me lo has repetido como sesenta millones de veces.

–¡Pero es que es cierto! –Koutarou levantó los brazos–. ¡Aún no me creo que haya tenido tanta suerte!

–¡Bokuto es todo un romántico! –la voz de Yukippe lo pilló por sorpresa–. Serías un buen partido, pena que seas un idiota.

–¡Yukippe! ¡No te había visto! –Koutarou se sobresaltó al verla apoyada contra la puerta corredera de su clase.

–Me parece que Akaashi lo considera un punto a su favor. –Konoha zarandeó la cabeza–. Aún no entiendo por qué, pero le gusta que Bokuto sea así.

–Mizuno dice que tenéis planes para este fin de semana –comentó Yukippe.

–¿Vamos a ir al zoo? –Koutarou frunció el ceño.

–¿Al zoo? ¿En serio? ¿De quién fue la idea? –Yukipee se les plantó delante con los brazos en jarra.

–¿Supongo que mía? ¿Qué tiene de malo? –Koutarou se la quedó mirando.

–¡Nada! –Yukippe sonrió–. Pero no sabía que en esa cabeza había espacio para algo más aparte del voley.

–¡Hey! ¡El voley no es en lo único en lo que pienso! –Koutarou contestó indignado.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora