Capítulo 4

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Koutarou miró el reloj del andén nada más llegar a la estación de Shibuya. Aún faltaban diez minutos para las cuatro pero no habían quedado hasta pasada más de media hora. Koutarou pidió un latte con caramelo en el Mcdonald's cerca de la estación.

El último mensaje que le había enviado a Akaashi seguía en "leído". Akaashi era todo un misterio. Siempre leía todos sus mensajes pero era raro que contestara. Era como si le aterrorizara gastar palabras de forma innecesaria. La primera vez que había contestado un mensaje, Koutarou había estado sonriendo como un idiota al menos veinte minutos.

Estaba seguro que Akaashi no compartía su obsesión por los memes de búhos pero se había molestado en intentar encontrar algún detalle interesante que contarle. Koutarou estaba acostumbrado a que le respondieran con una risita o a que directamente lo ignoraran, no a un "¿Sabías que los búhos pueden mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo en un ángulo de noventa grados gracias a que cuentan con siete vértebras cervicales más que los humanos?". Koutarou lo sabía, pero eso no era lo importante.

A Akaashi le gustaban sus mensajes. Quizá era sobreentender demasiado, pero Koutarou le había seguido spameando el móvil sin preocuparse demasiado de si el otro chico respondía o no.

Koutarou había encontrado un vídeo supermono de una cría de Búho real y le estaba enviando el enlace de YouTube a Akaashi cuando vio las burbujitas aparecer en el chat. Por un segundo, dejó la emoción lo embargara pensado que quizá Akaashi había cambiado de idea. No se lo había dicho a nadie, pero en el bolsillo tenía una entrada extra. Sólo por si un caso.

Veinte minutos más tarde, Konoha lo encontró sentado en una de las mesas junto a la puerta aún pendiente de los mensajes de Akaashi. Las burbujitas habían aparecido al menos tres veces más, pero nada todavía.

–¿Por qué miras el móvil como si te hubiese traicionado? –Konoha preguntó sentándose en la silla justo en frente.

–Creo que Akaashi está pensando cosas raras. –Koutarou frunció el ceño–. ¿Va a ser muy invasivo si lo llamo?

–No entiendo por qué le estás dando tantas vueltas. Con nadie más te importa ser un incordio.

–Pero estamos hablando de Akaashi –Koutarou gimió.

–Anda, trae –Konoha le robó el teléfono y pulsó el nombre de Akaashi antes de que Koutarou pudiera hacer nada–. De nada.

***

Koutarou no acababa de creerse que Akaashi le hubiese dicho que vendría. Apenas acababan de sentarse en sus butacas pero Koutarou sólo podía pensar en cuánto quedaba para que la peli terminara.

La idea de que Akaashi los estuviera esperando a la salida del cine no lo dejó concentrarse en nada de lo que estaba pasando en la pantalla. Tenía la impresión de tener agujas en el asiento y le sudaban las palmas de las manos. Antes de darse cuenta ya se había terminado su Coca-Cola.

Koutarou se levantó nada más aparecer la primera línea de los créditos. Aún no habían encendido las luces pero Akaashi los estaba esperando. El mundo parecía moverse al ralentí. Lo único que quería era estar ya fuera de la sala pero tuvo que esperar a que la pareja sentada a su lado decidiera levantarse.

La luz del exterior lo cegó un instante, su vista demasiado acostumbrada todavía a la oscuridad dentro del cine. Konoha, Komi y Saru lo dejaron ir delante. Akaashi los saludó con un aspaviento desde el otro lado de la calle. Era extraño verlo con algo que no fuera el chándal del equipo o el uniforme. Koutarou no sabía qué esperar pero desde luego no, tejanos rotos. Koutarou notó la boca reseca y el corazón acelerado en el pecho.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora