La fiesta es intratable y mineral,
la fiesta toca a fiera por cristiano,
la fulana en los montes de mengano
ha aprendido a plantar la flor del mal.
La fiesta, en el fogón de lo banal,
cocina el embuchado del marrano
asido a la vagina del manzano
que crece en un inmundo barrizal.
La fiesta es comprender que toda muerte
está tan al alcance de la suerte
como el cuerpo de júbilo suicida.
La fiesta es olvidarse de la ropa
al nadar en los hielos de una copa
funámbula en el filo de la vida.