Baco soy y no importa lo que bebo,
que grato es lo imperfecto a mi gaznate,
no busco la belleza como el vate
ni creo en la analítica de Febo.
Me alegran la manceba y el mancebo
que forjan con su amor un disparate
y me place observar al buen abate
rendido ante el tocino de recebo.
Podrá mi audaz Ariadna regalarme
cualquier dulce licor que no haya sido
tentado todavía de saciarme,
pues soy quien ya dos veces ha nacido
y Tártaros no habrán de importunarme
si soplo en el porrón de lo vivido.