Rellenarme con la luna (XVII)

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Es Helena la diva que ha ignorado 

las parcas hermosuras de este muerto 

que acertó a ser idiota con acierto 

y durmió con el tacto anquilosado. 

No es Helena un afecto descarado, 

más se acerca a la arena del desierto 

que soy en la mitad del desconcierto 

que batalla ante Troya malogrado. 

Mi querencia murió, tan oportuna 

que logré rellenarme con la luna 

y saberme sensato en mi renuncia. 

Tersites soy, mi rey, y mis abriles 

no habrán de resultar ya más febriles 

que el verdear con que marzo los anuncia. 

Contad si son catorceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora