El plazo del futuro sacrificio,
despuntando en la savia de un pesebre,
romperá el nuevo ciclo cuando quiebre
la virtud arrasada por el vicio.
Nos toca ser pastores en el juicio
que oficia la tortuga ante la liebre,
decretando la fe contra la fiebre
y una barba tribal para el solsticio.
Ni la nieve penetra en la espesura,
ni los años aplacan la tonsura
al ver que somos todos los que estamos.
Sabed que en un hogar con tanta suerte
no comprenden las Keres de la muerte
el bien de los racimos y los ramos.