Mi existencia se encuentra a un tiro de honda
del presente famélico y extinto
que el ayer expulsó de su recinto
y el porvenir echará de su fonda.
Mi vida es tempestad y trapisonda
cebada por el céfiro sucinto
que arranca en flor el bulbo del jacinto
y elude la fortuna que la ronda.
Me sorprendo al cobijo del embriago
que me causan las brumas en el lago
agitado que es siempre mi conciencia
y olvido prepararme las lecciones
ocultas en los últimos cajones
que dejó sin abrir mi impertinencia.