"siempre buscando culpables cuando en realidad todos tenemos la culpa de algo."
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Sibel estaba un poco ansiosa, aún no recibía noticias del trabajo y su mente se encargaba de decirle que ella no era lo suficientemente buena para ese trabajo «todo me sale mal»
la rubia se sentó en el piso de su habitación y comenzó a llorar.
- ni un maldito trabajo puedes conseguir Sibel, ¿tanto te va a costar hacer las malditas cosas bien?- podía ser amable con las personas, tenerle compresión a todos, pero con ella siempre sería muy dura. -solo una misión tenías - gritó.
estaba sola, sus padres habían ido a buscarle una academia de baile a su hermana menor, eso también la había puesto sentimental.
Ella les había dicho hace años que le gustaba bailar, que quería ser bailarina, sus papás le cortaron el hilo diciéndole que se moriría de hambre y que fuera realista. Años después, cuando su hermana menor participa en un baile escolar y todos la elogian sus papás la felicitan y la apoyan para que se dedique a eso.
le alegraba que a su hermana no le pisotearan sus sueños, pero le dolía.
Le dolía sentir constantemente que estaba sola.
Tomo un suéter, limpio su cara y salió de su casa, no le interesaba si su mamá estaría molesta porque no la vio salir, o porque no hizo lo que le ordenó de la casa.
-si paso un minuto más aquí encerrada me voy a morir- murmuró y el aire fresco le golpeó en la cara.
-y vos a dónde vas - la voz de mauro hizo que se detuviera por completo, corrió a abrazarlo.
El pelinegro le corresponde sorprendido, sintió un poco de emoción al ver la reacción de ella.
-¿todo bien?- ella asintió - quería contarte algo, y ver si querías ir con los pibes.
-¿de verdad quieres llevarme con ellos?- dijo emocionada.
- Sabes que sí pelotuda.
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