Capítulo 4

434 18 0
                                    

El primer domingo en el campus me levante muy temprano, la verdad es que no había dormido casi, todo los pasado con Samantha no hacía más que rondarme la cabeza, sus besos me habían vuelto loco y sus ojos, su cara, todo en ella me dejaba sin respiración, ni en mis mejores sueños me había imaginado el estar así con ella. Después la despedida en la puerta de su habitación despertó todos mis miedos. Estaba deseando que llegue la hora del desayuno para verla y poder disipar mis dudas.

A las diez mi amigo Gerard apareció por la sala donde estaba tocando el piano.

- Como te conozco, donde ibas a estar si no era delante de un piano, anda vamos a desayunar y me cuentas porque desapareciste anoche.- Me dijo a modo de buenos días.

- Buenos días a ti también Gerard.

- Eso es todo, joder Fla tu siempre tan explícito.- me picó mi amigo.

Al llegar al comedor, ya estaban casi todos los compañeros, yo busqué a la rubia, pero no estaba así que cogí algo que desayunar y me arme de paciencia mientras esperaba verla entrar. Estaba terminado mi desayuno cuando noté un suave abrazo por detrás y un beso en la mejilla.

- Buenos días grillito, que tal estas.- me pregunto Mai con una sonrisa reconfortante en la cara.

- Bien Mai, gracias y tú has descansado.- le respondí.

- Bueno no me puedo quejar, aunque cierta rubia no ha parado de dar vueltas en la cama.

Ambos reímos y por la forma en que me miró, supe que Maialen sabía algo de lo que pasó anoche, no quise preguntar porque sé que no me diría nada, así que recogí mi plato y mi taza y me despedí de ella. Deje a mis amigos en el comedor y volví a la sala con el piano hasta que a las doce llegará la visita de Beret.

A las doce menos cinco me dirigí hacia el salón donde era la clase, cogí sitio en primera fila cerca de Gerard, pero dejando un espacio libre esperando que Sam se sentará conmigo como hacía siempre durante esta primera semana, el sentarnos juntos se había convertido en una rutina, cada compañero tenía sus preferencias y solían cambiarse de una vez para otra, nosotros desde el primer día que nos pusieron juntos, no dejamos de juntarnos en cada clase.

Eran pasadas las doce cuando Mai y Sam entraron en el salón para la visita, ambas venían hacia donde estábamos sentados, pero cuando Sam se acercó eligió una silla libre entre Hugo y Gerard, yo la mire y vi como rehuía mi mirada. No sabía que estaba pasando y mis peores pesadillas empezaron a tomar cuerpo. En esas estaba cuando note una mano en mi pierna.

- Hola grillito, espero que no te importe que me siente contigo.- me dijo Mai cariñosamente.

Yo la mire y le dedique una sonrisa sincera, todo lo sincera que mi mente me permitía. Empezó la charla de Beret sobre composición, pero mi mente sólo pensaba en como Sam me había evitado y analizando una y otra vez todo lo que había pasado desde anoche. En un momento determinado Mai volvió a llamarme.

- Grillito esto está terminado y no has intervenido ni una vez, en las dos anteriores no paraste de aportar ideas.

- Ya Mai, creo que salir anoche no fue buena idea, tengo hoy las neuronas bailando.- mentí a la navarra intentando sortear el escollo.

Cuando terminó la visita, nos dirigimos todos al comedor para el almuerzo, esperaba tener ahí mi oportunidad de hablar con Samantha y aclarar todo. Pero cuando la vi saliendo de comedor con algo de fruta en la mano, supe que ya no había nada más que hacer, me estaba evitando y no de forma sutil, sino claramente, ni una mirada ni un saludo, no entendía el motivo y no podía estar más tiempo allí rodeado de gente, así que deje mi bandeja con la comida intacta y salí hacia mi habitación. Gerard me miro y leí la interrogación en sus ojos, yo le hice un gesto de todo bien y me despedí del resto.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora