Íbamos en el coche camino de Beniarrés, Flavio conducía concentrado en la carretera, escuchando las canciones que yo reproducía desde mi móvil conectado al coche.
Los días pasados en Murcia con su familia nos habían sentado de maravilla, la tranquilidad y naturalidad con la que sus padres habían aceptado la noticia me habían aportado la calma que iba a necesitar para cuando llegará a mi pueblo y me viera con mi familia.
- Fla vas muy callado. ¿Estas nervioso por ver a mi familia?- le pregunté acariciando su pierna.
- No estoy nervioso por tu familia. Creo que están agradecidos de que cargue contigo.- me vaciló, llevándose un golpe en su brazo.
- ¡Samantha! Que estoy conduciendo.- exclamó al sentir el golpe.
- Eres un exagerado. Que sepas que se lo voy a contar a nuestra niña, lo mal que me tratas.- le respondí con gesto de enfado.
- Bebé es broma. Estaba pensando en algo que me ha dicho mi padre. ¿Quieres que te lo cuente?- me preguntó mirándome rápidamente para ver si persistía mi gesto de enfado.
- Anda tonto, cuéntame lo de tu padre.- le respondí volviendo a colocar mi mano en su pierna.
- Me comentó que si íbamos a seguir viviendo en nuestro piso cuando nazca la niña.
- ¿Y donde quiere que vivamos?- le pregunté sin entender nada.
- He estado pensando que quizás podríamos buscar una casita con jardín, con un buen colegio cerca y bien comunicado con el centro.- me explicó con aire pensativo.
- Pero Fla, ¿nos lo podemos permitir?- le pregunté algo nerviosa, pero a la vez ilusionada.
- Bueno podríamos ir viendo y cuando sepamos el precio habrá que hacer números.- respondió el murciano reflexivo.
- Joder Fla, me acabo de dar cuenta que vamos a ser adultos con responsabilidades, una niña y una hipoteca.- exclamé haciendo reír a Flavio de manera escandalosa.
- Si quieres le podemos sumar un perro y ya somos el cuadro completo.- dijo Flavio entre risas.
- ¡Siii!, a José María. - exclamé como una niña pequeña.
- Bueno ya lo iremos viendo.- respondió Flavio ahora más calmado.
Llegamos al pueblo y aparcamos frente a la puerta de la casa de mis padres. Me baje rápido sin pensar en nada, sólo en abrazarlos.
- ¡Sami con cuidado! – exclamó al verme bajar como una loca, yo le miré y le saqué la lengua provocando su sonrisa.
Llamé a la puerta y mi padre me abrió. Rápidamente me sonrió y me abrazó con ganas, cuando notó mi abultada barriga se separó y puso su mano preguntando. En ese momento apareció mi madre que le regaño.
- Juan deja entrar a la niña que quiero verla.
Yo entré para ser acogida por los brazos de mi madre, rápidamente me empezó a preguntar por todos los detalles del embarazo y la última visita a la médica. Mi padre ayudó a Flavio con el equipaje después de darle un buen abrazo.
Flavio saludó a mi madre y se fue a subir las maletas, yo me quedé con mis padres que en cuanto vieron desaparecer al moreno me preguntaron.
- ¿Qué tal se tomó la noticia?, ¿Se enfadó mucho? – fue mi padre el que puso voz a las preguntas de ambos.
- La noticia muy bien, está muy ilusionado. En cuanto al enfado, pues un poco pero se le pasó en cuanto me vio en la cama mandada por la doctora.- les respondí con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Mi otra mitad
FanfictionFlavio y Samantha se conocen en un campus de composición y a partir de ese momento sus vidas quedaran entrelazadas, con encuentros, desencuentros, despedidas y más cosas que harán de su relación una montaña rusa. ****************...