Capítulo 13

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La mañana pasó tranquila, al final Anajú se echó un rato a descansar hasta que llegaran Mai y Nía. Mientras que estuvimos solos, Flavio y yo nos dedicamos a poner música a varios de mis escritos, pues la verdad es que estaba bastante retrasada con las composiciones del próximo disco. Pesé a las miradas que nos echábamos ninguno fue capaz de decir nada sobre lo ocurrido al despertar, yo esperaba que Flavio dijera algo pero cada vez que me miraba notaba un poco de temor en su mirada. Yo lo tenía claro, quería estar con él, cada vez que estábamos juntos me invadía una tranquilidad que hacía mucho que no sentía, pero de momento no me atrevía a dar otro paso, creo que el que di por la mañana fue bastante evidente, esperaré un poco, o por lo menos lo intentaré.

Sobre la una del mediodía llegó Nía, en cuanto vio lo que estábamos haciendo nos pidió que le tocáramos lo que teníamos. Estuvimos cerca de media hora enseñándole lo compuesto y se quedó encantada.

- Que maravilla Sam, los de Universal van a flipar cuando escuchen esto.- me dijo dándome un abrazo.

- Pero no es todo mérito mío, Fla me ha ayudado mucho con los acordes que estaba súper atascada.- dije mirando al moreno.

- No es nada Sam, sabes que me encanta ayudarte.- dijo con una sonrisa que le llegaba a los ojos y se los cerraba.

- Nía ve a llamar a Anajú, que está al llegar Mai.- pidió Sam a su amiga.

Cuando Anajú se levantó y se unió a nosotros rápidamente tomó el mando y  puso a Nía y a Flavio a recoger todo y preparar la mesa para el almuerzo. Mientras ella y yo nos fuimos  a ducharnos y arreglarnos. Cuando salimos ya estaba todo preparado, Anajú pidió las pizzas y nos sentamos a escuchar todos los chismorreos que tenía Nía de su función y de la compañía, así estuvimos un rato hasta que sonó la puerta del piso abrirse.

Cuando Mai entró en el piso Anajú y Nía fueron hacia ella gritando, yo me levanté con la ayuda de Flavio y esperé a que se acercara. Cuando lo hizo nos fundimos en un abrazo y no pude evitar soltar algunas lágrimas.

- Titi como estas y el tobillo, te han cuidado bien estas locas.- me preguntó de corrido.

- Claro que si me han cuidado bien y Flavio también ha ayudado, pero te echaba de menos.- respondí secándome las lágrimas de manera dramática.

- Grillito.- gritó Mai mientras daba un abrazo al murciano.

- Entonces has cuidado a Titi.- le preguntó, haciendo enrojecer al chico.

Entonces Anajú empezó a reírse y yo viendo por donde iba la señalé.

- Ana Julieta ni se te ocurra.- le grité y Flavio la miró también aumentando el color de las mejillas.

Por suerte Anajú se calló y le guiño un ojo a Nía en señal de ya te contaré. Nos sentamos en el sofá y Mai empezó a contarnos cómo habían ido los bolos. Cuando sonó el timbre Flavio fue a abrir y después de pagar apareció con las pizzas y las sirvió en la mesa. La Comida fue tranquila todos escuchando las anécdotas de Mai, yo no hacía más que mirar a Flavio pero parecía que estaba más interesado en lo que decían mis amigas y la navarra que en mirarme. Cuando terminamos, Flavio y Nía recogieron la mesa y Anajú preparó café para todos, dejándonos a Mai y a mí solas en el salón.

- Que tal con Fla.- me preguntó directa en cuanto estuvimos solas.

- Pues ayer y esta mañana muy bien, pero ahora en la comida estaba un poco distante.- dije haciendo un pequeño puchero.

- Titi es que no has parado de mirarlo todo el tiempo.- me respondió riendo.- Y que ha pasado esta mañana con Jujiti.

- Esta noche cuando estemos a solas te cuento todo, que no quiero que me escuchen.- dije mirando a la cocina.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora