Capítulo 26

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Los jóvenes batallaron mucho y lograron llegar a este punto. Hoy es el día en el que pondrán a prueba su suerte. Muchos murieron, y sus cuerpos solo pudieron ver la luz en la morgue. La aparición de estos cadáveres sorprendió a todo el mundo, convirtiéndo a este caso en uno de los más atroces de la historia. Los sobrevivientes están preparándose física y mentalmente para este último desafío: Ya no son los adolescentes indefensos que llegaron hace unos meses, ahora son sobrevivientes que buscarán su libertad cueste lo que cueste.

El camino no ha sido fácil: Todos tienen quemaduras, rasguños, e incluso a algunos les faltan partes de su cuerpo. Pero todo eso valió la pena. Algo que ellos no saben es que su familia nunca dejó de buscarlos. Cada día que los jóvenes pasan sin ver a sus seres queridos les rompe el corazón y darían lo que fuera por sentir un último abrazo de sus madres o escuchar las palabras de aliento de sus padres. Pero si tienen suerte y todo llega a salir bien, podrán volver a sentir lo que es el amor; algo que se perdió una vez que llegaron aquí. No es lo mismo una familia de amigos, que aquella que te vio crecer y te apoyó en cada parte de tu vida.

—¡Vamos chicos! —Una luz centelleante brilla en los ojos de Elizabeth— Este es el momento que estábamos esperando. ¡Demostrémosle a Misterio de lo que realmente somos capaces!

—¡Wow, Elizabeth! realmente te has inspirado —comenta Michael con una sonrisa llena de nervios.

—No lo sé chicos —agrega Gabriela—. Sé que voy a sonar pesimista pero, ¿Y si no lo logramos? Ya hemos burlado a la muerte muchas veces y nadie nos asegura que esta vez sea así.

—Mira —Alexander se acerca a ella—. Te prometo, es más, te aseguro que todos vamos a salir de aquí. No permitiré que nada malo te pase. Y si no lo logro, quiero que al menos tú lo hagas y puedas escribir ese libro del que tanto me hablaste. Solo así podré descansar sabiendo que cumplí mi palabra y que eres feliz otra vez.

—No digas eso, Alex. —Sus ojos se cristalizaron—. Si lo que dices es cierto, tú y yo saldremos juntos sin importar lo que pase. Creceremos, y ambos tendremos una hermosa vida lejos de estas paredes.

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La estación de policía se siente más tranquila que de costumbre. El oficial Fernández se encuentra archivando algunos papeles mientras entabla una conversación con el oficial Isaías; uno de sus compañeros de trabajo. Su conversación no es nada fuera de lo común; alguien que se mete otra vez en problemas y espera un juicio, y alguna que otra alteración al orden público. Ninguno tiene conocimiento de lo que se avecina y ya casi nadie está hablando sobre el caso de los jóvenes. La falta de pruebas y testigos se convirtió en algo desalentador que no les permitió seguir adelante con ello.

Sin embargo, el detective no está dispuesto a abandonar este caso. No ahora que tiene como principal sospechoso a una criatura sobrenatural. Estos últimos días, sus superiores le estuvieron llamando la atención por la falta de pistas coherentes, pero más que nada por el comportamiento errático que está manifestando desde el día en el que interrogó al padre de Javier. Él tampoco sabe lo importante que es este día para el caso, pero está tan alterado como si lo supiera. Para Fernández es increíble como la salud mental de su amigo se ha ido deteriorando con el paso del tiempo, y aunque quisiera hacer algo al respecto, Misterio se encargó de borrar gran parte de lo que alguna vez fue un detective dedicado, serio, y respetado. Así como lo hizo con sus otras víctimas.

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Los padres del grupo tampoco están en una situación agradable, le pidieron ayuda a todos los medios de comunicación, pero les fue inútil. Se les están acabando las ideas y su fe va en decadencia. Es una tortura para ellos levantarse cada mañana y ver los dormitorios vacíos, sus lugares favoritos acumulando polvo, y encender el televisor o el móvil y no ver ninguna noticia sobre ellos.

Meses De Agonía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora