Capítulo 17

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—¿Todo en orden? —Elizabeth le da un vistazo a su alrededor luego de ver cómo está Brayan. Y es que desde que hicieron el reto de los cuartos, la mayoría no ha querido hablar tanto como antes, a pesar de que ya pasaron tres días.

—Que te digo —responde Jackson—. Éste sigue con el corazón roto, y el otro no para de decir que vio a Manuel.

—No hables por mí, ya lo estoy superando —dijo Brayan.

—Ah, ¿sí? ¿Y por qué no vas a hablarle? —preguntó Jackson.

—Bueno, es que sigue siendo un poco complicado para mí.

—Ya veo... —agregó Elizabeth.

—Quédate aquí, veré como está Ámbar —dijo Jackson.

La ausencia de Manuel ha dejado un gran vacío en sus compañeros, quienes a falta de su orientación ya no son capaces de mantener la calma en la mayoría de los casos. A pesar de que no estaba muy presente, para ellos era un buen líder. Incluso llegó a estar ahí para cada uno, poniendo a los demás antes que él. Pero ahora los jóvenes ya no tienen a esa persona que los ayude, y algunos están empezando a perder las esperanzas de ser rescatados de este infierno.

—Saludos muchachos —Misterio actúa como si nada hubiera pasado, porque él no le da mucha importancia a ese tipo de cosas—. Me imagino que ya se presentaron, ¿O es que todavía no ha llegado el momento?

—¿De qué estás hablando? —le pregunta Taylor.

Durante unos minutos, la mansión se quedó con un silencio sepulcral, y los jóvenes tratan de averiguar qué es lo que Misterio quiso decir con eso. Cada palabra que dice tiene un doble significado, y ellos lo tienen bastante claro. El silencio curioso pronto se convierte en una serie de murmullos y preguntas directas hacia Misterio, quien llega a un punto en el que le parece irritante y decide continuar.

—¿Recuerdan a su amiga del juego de las escondidas?

—Como olvidarla —Michael mira a su alrededor y ve que sus compañeros lo miran como si estuviera enamorado—. No sean tontos.

—Bueno, ella ha regresado, y uno de ustedes la tendrá como su huésped —Los jóvenes se miran nerviosos entre ellos al escuchar eso—. Pero ella ha regresado para acabar con la vida de uno de ustedes, y solo tienen hasta el anochecer para detenerla.

—Y si por razones del destino logran dar con el sospechoso, les dejo una cuerda. —Una sonrisa maliciosa se hace presente en su rostro—. Pero está escondida, así que también tendrán que buscarla.

—¡Eres un hijo de puta! —exclama Taylor.

—No sabía que éramos hermanos. —A Taylor no le llevó mucho tiempo entender lo que dijo, y se rehúsa a escuchar otra palabra de él.

Luego de unos minutos, los jóvenes acordaron dividirse en grupos como mejor saben hacerlo. Cinco de ellos están buscando la cuerda, y los otros cinco se encargan de vigilarlos mientras se vigilan entre sí para averiguar dentro de quién está el fantasma.

Debido a la cantidad de tiempo que llevan sin verla. Muchos de ellos ni siquiera recuerdan su apariencia, y su nuevo disfraz no les hace la tarea fácil.

—Oye... —Nicole se le acerca a Mike—. Te veo muy relajado a pesar de lo que nos dijo Misterio hace un rato.

—Bueno, mires por donde lo mires esto no deja de ser un pequeño respiro. Digo, comparándolo con lo que hacemos todos los días... —Nicole no deja de verlo como un sospechoso, y eso Mike lo tiene más que claro, ya que su mirada la delata.

—Les aseguro que no tengo nada —alega frustrado porque siente que ella no le está haciendo caso—. Si buscas a un sospechoso, Javier ha estado muy callado estos últimos días.

Meses De Agonía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora