—Hola, ¿hay alguien aquí?
El oficial Fernández fue enviado a la casa de su compañero, el detective, luego de varios intentos fallidos al tratar de comunicarse con él. Al entrar a la casa, notó que la puerta trasera estaba abierta, algo que lo puso alerta, sacando su pistola bajo la sospecha de que alguien pudo haber entrado. Moviéndose con cuidado, observa que las ventanas están cerradas y tapadas por las cortinas, dejando el lugar a oscuras, viéndose obligado a usar su linterna.
La situación era intensa, no se escuchaba nada o si quiera se podía ver algo. ''¿Qué tal si asesinaron al detective?'' ''¿estaría el asesino aún aquí?'', son cosas que el oficial se preguntaba al pasar cada vez más tiempo dentro de aquella casa.
Como no encontró a nadie abajo, decidió buscar arriba. Ahora está escuchando unos murmullos que provienen de la habitación principal que curiosamente es el único lugar donde hay luz. Se acercó con cuidado, apuntando con su pistola en todo momento. Con la mano temblorosa empujó la puerta... y se alivió al ver que su compañero está sano y salvo. A pesar de las ojeras y el aspecto desaliñado.
—¿Qué haces aquí? —El detective lo mira con desconfianza.
—Llevas días faltando al trabajo y pensé que te había pasado algo. —Fernández dirige su vista hacia la pared junto a la puerta, viendo una pizarra con un montón de fotos entrelazadas con un hilo rojo—. Dijiste que íbamos a cancelar el caso.
—Lo sé, pero creo que no estaría siendo justo. Estamos hablando de doce chicos, un equipo de búsqueda, y ahora también los padres. Sea lo que sea que esté detrás de todo esto, te aseguro que no es como nosotros.
—Entiendo. —Fernández está empezando a preocuparse por su compañero, y decide retirarse luego de escuchar su radio—. Tienes que volver mañana temprano si no quieres que te despidan.
—De acuerdo. —El detective no aparta su vista de la pizarra.
—Y por favor, descansa.
•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••
Al levantarse, los jóvenes se llevaron una gran sorpresa. La mansión está tan ordenada como siempre. No hay vidrios rotos ni sangre, como si lo de ayer solo se tratara de una simple pesadilla. Pero sus heridas y las manchas de sangre en la ropa de Michael dicen todo lo contrario.
—Escuchen chicos, Misterio no estaba bromeando con lo que dijo anoche. —Elizabeth habla con seriedad, pero realmente tiene miedo por lo que está a punto de decir—: Solo nos quedan unos días aquí, así que por favor, traten de hacer los retos lo mejor posible si no quieren salir de ésta.
—Créeme. Ninguno de nosotros quiere morir —comenta Jackson—, así que puedes estar segura de que nadie más dejará este lugar a menos de que sea por esa puerta.
—Eso espero...
—Oye, Alex. —Gabriela toca el hombro de su amigo para que no se vaya y señala el corte que le hizo el monstruo de anoche cuando intentó comérsela—. ¿Cómo se ve?
—Bueno. Viéndolo de cerca, se te ve un poco el cráneo. Pero al menos no lo rompió.
Brayan se acerca y los saluda de forma amistosa. Luego de responderle el saludo, Alexander le pregunta por el cambio de ánimo de Jackson, ya que él antes se notaba triste y arrepentido por todo lo que había hecho. Él miró a su amigo que está en la esquina de siempre y les responde que luego de ver como terminó la niña, entendió que les hizo un favor sacándolos de este sufrimiento constante. Y eso lo ayudó a ser lo que ven hoy.
ESTÁS LEYENDO
Meses De Agonía ©
Horreur°• Ganadora de los Wattys 2022 en la categoría Horror •° Una historia que comienza como cualquier otra, pero que va a explorar tus peores miedos y jugará con tu mente cuanto más lejos vayas. Una historia en donde nada parece tener sentido, pero al m...